miércoles, octubre 15, 2003

Mi casa, tu casa

En México comprar una casa (departamento, piso, condominio horizontal, hábitat), en estos tiempos, es tarea imposible. Bueno, los últimos 20 años así ha sido, no que siempre haya sido así. Hernando de Soto, un economista peruano muy galardonado y reconocido, explica que el régimen legal y de propiedad es una de las causas fundamentales de que los paises tercermundistas sigamos así de jodidos. Muy simplificado dice que nuestros "marcos jurídicos" no dan la suficiente protección a la propiedad privada lo que facilita los abusos de quienes tienen y quieren más y desprotege a los que tienen muy poco o casi nada.

¿Y los que de plano no tenemos nada? me pregunto yo. De hecho, específicamente yo. Edith tiene padres terratenientes (exagero, pero sí tienen parcelitas y "terrenitos"). Mis padres, con dosis iguales de suerte y esfuerzo, pudieron comprar una casa en un barrio de clase media conjuntando sus esfuerzos y un estilo de vida relativamente humilde en mi niñez. Éramos tres hijos (somos cuatro, mi hermana pequeña fue el pilón) y el gasto fuerte era la escuela privada, pequeña y modesta pero "cozy" a la que nos mandaban en la primaria. Heredar no es algo que fuera parte de los problemas de la familia, mis abuelos habían sido paupérrimos.

Desde que empecé a vivir con Edith nos planteamos no preocuparnos por comprar una casa. Quisimos formar primero nuestra pequeña familia. Ella y yo y luego Jimena. Quisimos tener un estilo de vida propio, diferente del de nuestras respectivas casas. No afanarnos, disfrutarnos. Ya llevamos poco más de 6 años de pachanga: viajecitos, comilonas, torres de cd's, dvd's y libros, algunos trapos. Pero si miro atrás, ya me empieza a doler el codo seguir pagando renta. Claro que también cuenta que el lugar que ahora rentamos no me gusta, a diferencia de los otros dos que hemos rentado (vamos de a dos años por lugar). Si me gustara y me sintiera seguro de poderlo seguir pagando, igual no estaría pensando esto.

Defendí y sigo defendiendo el punto de la independencia. La mayor parte de nuestros familiares y amigos empezaron viviendo con sus padres. Wákala. Mi unión hubiera abortado estrepitosamente. Ni de chiste. Adoro a mi madre, pero no podría vivir con ella. De hecho quiero bien a mis suegros, pero si no puedo vivir con mi madre... en fin. Edith es de la misma opinión, y estar de acuerdo en eso fue muy bueno. Pero el precio de la independencia en México, creo yo, es demasiado caro.

Por otro lado está la carga social, el inconsciente colectivo, le dicen por ahí. En México es un valor fundamental, básico, el que un matrimonio piense en "hacerse su casita". Nosotros hemos huído de eso durante años. Pero a veces duele el codo.

Ayer el INFONAVIT, que es la entidad gubernamental de promoción y crédito a la vivienda en México, anunció una baja en sus tasas de interés y sus condiciones de adquisición de vivienda. El INFONAVIT está orientado hacia el sector popular. Las casas y departamentos que puedes comprar tienen un valor de entre 25 y 80 mil dólares. Comprar una propiedad de 80 mil dólares demanda un pago inicial de 10 mil dólares y pagos mensuales de 500 dólares. Yo pago un poco más de renta y quizá, si me lo propusiera, con trabajos podría ahorrar esos 10 mil dólares, pequeño inconveniente: no me gustan las casas INFONAVIT. El problema en México es brincar de la clase media baja hacia lo que siga arriba. Propiedades con un valor superior (100 mil dólares, apenas 20% más) requieren de pagos iniciales de 30 mil dólares (tres veces más) y pagos mensuales de 1,500 dólares (también, tres veces más) durante módicos 15 años. Mi cuñado catalán tiene un piso valuado en 175 mil euros y paga 400 euros al mes de su hipoteca. ¿Necesito decir más?