lunes, abril 19, 2004

Narrowing

Hay un sentido que esta palabra adquiere a veces, cuando se habla de ir consiguiendo definir algo por "aproximaciones". No sé si exista una clasificación para ese mecanismo mental o cognitivo, pero seguro que sí la hay, si alguien lo sabe agradeceré un buen link.

El chiste es que descubrí ese mecanismo en Jimena el fin de semana. Dado que hemos realienado nuestros objetivos económicos para este año hemos prescindido casi totalmente de ayuda doméstica, salvo una vez a la semana. Por lo tanto, me toca cargar con algunos deberes, muy sencillos. Desde tiempos remotos lo que mejor he sabido hacer es "lavar los trastes". En general limpiar la cocina. Durante mi época de novio de Edith mi suegra me dio cursos intensos y dolorosísimos de "cómo lavar los vasos". Toda la ciencia que envuelve el hecho maravillaría a cualquier científico (el mensaje fue para el médico verde) por su precisión y el control que se requiere de las variables involucradas: temperatura del agua, composición de la solución limpiadora (dosis precisas de cloro y jabón), uso de instrumental diverso (fibra, esponja, zacate) orden en el que se deben: enjuagar, acomodar, jabonar, enjuagar, acomodar, secar, acomodar. Yo debía hacer eso en casa de mis suegros si es que quería que Edith y yo contáramos con tiempo suficiente para salir el sábado y el domingo, ya que era parte de los deberes que ella tenía (ella limpiaba la estancia y el comedor) y dichos deberes debían estar concluídos si queríamos escapar.

Así se completó mi entrenamiento, ya traía yo buena práctica de mi casa pero con mi suegra me volví todo un profesional. Y después de casi 7 años en que de alguna forma hemos pagado por entre el 50 y hasta el 90% del quehacer de la casa, hemos decidido incluir eso en el rubro de ahorros. Lo cual obliga a repartir mejor la carga. Hasta ahora me tocaba lavar los trastes del fin de semana y planchar mi ropa y la de Jimena y a veces (pocas, sí) las de Edith. Estamos redistribuyendo las cargas y ahora deberé de lavar los trastes prácticamente todos los días. Debo confesar que lo que me tocaba antes era ínfimo porque siempre buscaba la forma de que comiéramos fuera durante el fin de semana y por lo tanto mi carga se limitaba a 6 vasos y un par de platos, if any. Y la planchada también es muy evitable salvo ciertas prendas, siempre y cuando se doblen bien al salir de la secadora (consejo tipo José Luis en avs).

En fin que ayer en la noche discutimos Edith y yo en la noche porque "me ganó" a lavar los trastes que me tocaban a mí. Obvio, eso no hubiera pasado si yo no fuera un huevón negligente que todo deja a última hora. Pero por pe o por pa me pareció injusto que "me madrugara" puesto que estamos rehaciendo el trato. Le reclamé con cierto volumen y Jimena, más rápido que de prisa fue a explicarme:

"Papá, lo que pasa es que mamá, no quiso, o sea, no te quiso molestar ni hacerte sentir mal. Tienes que, o sea, fijarte que esto es un acomodo y que, bueno, primero que nada que hay que empezar, pues a acostumbrarse. O sea, tú te tienes que acostumbrar y mamá también y mamá se está acostumbrando y por eso te ganó a lavar los trastes"

Tan maravilloso como el consejo mismo fue el mecanismo que le hizo concebirlo. Al empezar a hablar ella tenía una idea somera de lo que quería decir, pero conforme iba diciendo las cosas se hizo evidente que se estaba acercando a la conclusión que ella misma buscaba. Yo he trabajado con ese mecanismo varios post, planteando una idea vaga de lo que quiero tratar y acercándome "por aproximaciones" al tema que quiero definir. El encontrar este mecanismo en Jimena, tan bien ejercitado nos dejó a los dos mudos, sin capacidad de réplica.