lunes, abril 05, 2004

Idolatría

Jimena carece de "role models" de manera mucho mayor de lo que me imaginé. En una semana nos ha asestado dos severos golpes que nos han dejado noqueados, no hemos podido ni responder, ya no digamos meter las manos cuando nos los dio.

Primero en una sobremesa de la cena, le dijo a su mamá "pero yo nunca me voy a encontrar alguien así como papá como tú te lo encontraste". Yo me quedé de una pieza y, una semana después, sigo pensando qué diablos escuchó la niña para hacer un juicio semejante. Tengo pavor. No por su futuro sino por su presente. Por saber qué ideas está masticando (rumiando) y qué material estamos dándole nosotros mismos para que ella lo procese de tal forma. Fue con desesperanza como nos lo dijo. No quiero sobredimensionarlo pero tampoco subestimar ninguno de sus sentimientos. Y menos algo que parece tan significativo como su visión de sí misma.

Después, ayer, percibí algo que no había distinguido claramente: Nuestro ostracismo (de Edith y mío) la hace carecer de opciones. Una de mis hermanas, Patricia, es comunicóloga de la Ibero, y una chava con buen éxito profesional y nulo éxito en "relaciones". De los 9 tíos directos (más unos 8 indirectos y familiares muy cercanos), Patricia es quien, por alguna extraña razón, parece tener más influencia en ella. Y digo que me extraña porque, aunque le demuestra el cariño como todos, o sea, mucho cariño, mucha atención y mucha admiración por sus logros, mi hermana está enferma de yoísmo, es muy ególatra y "se quiere mucho a ella misma", por decir algo.

En realidad la patología es "me ha costado mucho esfuerzo lo mío y lo que tengo y me merezco todo por tanto que he trabajado por ello, de los demás, pues bien, gracias". De hecho a la hora de regañar a Jime es demasiado estricta y quisquillosa, y no pone mucha atención en las razones del comportamiento de mi hija (no lo hace ni con sus novios). Jimena es muy perceptiva con la gente así y suele darles enormes dosis de comprensión y paciencia, pero lo de Patricia va más allá, es genuino sufrimiento el que siente cuando mi hermana la regaña. Edith dice que justamente tiene que ver con lo diferente que ve a Paty de los demás (familias típicas, esposos e hijos) y aunque mis otras dos hermanas también son solteras, una, Guadalupe, la ve más como hermana (tiene 22 años) y la otra, Laura, de 31, que es educadora, tienen una relación mucho más de tía típica. Y Paty no, Jime la quiere hacer cómplice y quiere ser como ella, toda sofisticada y moderna (así la ve, no que así sea) y Paty la ve como una princesita a quien ella debe enseñarle todos los modales de la correcta conducta en sociedad, ya que sus padres (nosotros) no le proveemos suficiente disciplina y somos más bien medio cavernícolas. No en blanco y negro, tiene varios matices, pero en el fondo la disparidad de expectativas entre ambas es muy notoria.

Jime es pequeña y no quiero contaminarla con mis ideas iconoclastas. Tiene el legítimo derecho de armarse en su cabecita las idolatrías propias de cualquier niño pequeño que se precie de iluso, pero esas idolatrías suelen causar muchos dolores de cabeza o ya de plano fuertes sufrimientos si no se tratan a tiempo, y eso incluye la idolatría por sus padres y por su tía. Ya veré qué hago.