Me espanté leyendo el post de ayer de HB y de hecho sigo sin entender si dice todo en serio, todo en broma, parte y parte o todo con dos caras.
Mi último asomo, esperanza y motiviación de hacer carrera en astrofísica fue la lectura en 1994 de Black Holes and Time Warps. Este libro, además de divulgación científica per se logra lo que no he visto en otra publicación: describir vívidamente el ambiente de trabajo, el estilo de vida del científico. Con grandes dosis de historia de la ciencia y una visión multipolar, globalizada, del trabajo científico, el libro fascina por cualquier lado que se le lea: ciencia, cultura, política, historia y sociedad. También, paradójicamente, me convenció de que no estoy lo suficientemente calificado para hacer carrera en eso, o peor aún soportar la frustración de "no hacerla".
Los científicos se quejan (con razón), de la abundante divulgación que cuentan las áreas de "formación humanísitca" (Bloggart dixit) en los medios masivos de comunicación. Los "humanistas" se quejan de que no tienen la suficiente, pero yo nunca he visto un diario que contenga una sección científica todos los días, y en cambio siempre encontrarán una sección "de cultura". Y si comparamos el tiempo en televisión, los resultados son patéticos.
El "utilitarismo" (nuevamente importado de Bloggart) es, creo yo, el que ha dañado a ambas ramas del conocimiento. Ver Discovery Channel puede ser la peor experiencia televisiva de mi vida (salvo el fantacientífico "Megaconstrucciones"). Prefiero ver La Oreja!. Pero The History Channel cuenta la misma historia. Es decir, las imprecisiones, inexactitudes, falsas premisas o de plano francas mentiras abundan en cada "programa". Así pues, las labores humanísticas y científicas siempre son tergiversadas. Es necesario recurrir a los medios especializados para encontrar fuentes auténticas de conocimiento. Cualquier otra cosa (como en todo) es un panfleto para vender algo.
Pero me voy a tomar la licencia de refutar a Bloggart. No señor, la filosofía perdió terreno como lo perdieron los dinosaurios en su tiempo, por selección natural. La filosofía no pudo (literalmente) evolucionar como ciencia del pensamiento. Bloggart divide la labor de Leibnitz en dos: "aportaciones científicas y filosóficas". No, eso es inexacto. Leibnitz no era científico sino "filósofo natural". No olvidar que la obra maestra de Newton se llamó "Principios matemáticos de Filosofía Natural" y es un tratado eminentemente matemático. No había distinción entre ciencia y filosofía, sino al contrario. La filosofía fue, hasta finales del XIX, la ciencia que se preguntaba lo más importante: "porqué". La evolución de la Física, que de descriptiva pasó a explicativa, fue la que enterró a la Filosofía y, con ella, poco a poco, a las demás áreas de "formación humanística". ¿Qué razón de ser tiene una ciencia del pensamiento que no cuenta con herramientas para explicar los "porqués"?
Hace tiempo, justo cuando intentaba yo convertirme en científico, me quejaba de la falta de habilidades de comunicación de mis compañeros de estudio. Sí, los típicos nerds que sabían vida y obra de Han Solo, pero que no atinaban a decir el nombre de otro libro de Cervantes que no fuera el Quijote. Con el blog he descubierto cuatro admirados científicos (a quienes dedico este post): Verde, Loraine, José Luis y Anais que no padecen de eso. En el libro de Thorne descubrí que Oppenheimer tenía remordimientos y vasta cultura general. Y que uno de sus alumnos (el más brillante en matemáticas) era fan de las polkas. Humanos, seres humanos finalmente.
Y ahora, justo con el blog de Sepa la Bola que sea lo que digan, veo que la Filosofía está vivita y coleando, pero no ocupa ese puesto central que ocupó en otros tiempos. Ese puesto central ya no lo ocupa nadie, por más que a Bloggart le preocupe la actual formación "utilitarista" en las escuelas (no hay tal, sólo es necesario ver el paupérrimo nivel que tiene el profesional medio mexicano en matemáticas). Es importante aprender a hacer cosas. La formación en otras áreas (científicas, humanísitcas) las da la propia naturaleza curiosa del individuo y también, después, su capacidad de transformarla en hobbie o en modo de vida. No hay nada de indigno en ser un trabajador común y corriente sin bases de conocimiento filosóficas. El conocimiento es tan amplio ahora que la especialización es necesaria. O por lo menos, eso opino yo.