Vía el editorial del lunes pasado de Jesús Silva-Herzog en Milenio (y Reforma, ambos requieren registro y hasta pago), me encuentro con la noticia de que somos, los mexicanos, The Next Big Thing.
Samuel Huntington fue el creador de la teoría del choque de civilizaciones. Sus predicciones fueron malísimas, pero infundieron pánico en muchos sectores porque se veían, igual que éstas, bien fundamentadas, desde una perspectiva filosófica. Tiendo, por flojo, a descreer de la filosofía. Lo que no me puede explicar la Física, le pregunto a la Historia. Pero ese soy yo, la mayoría venera todavía la filosofía.
El DF es un caos. El más importante informador capitalino, José Gutiérrez Vivó, un verdadero ídolo de masas imecas, se quedó despojado de su habitual frecuencia informativa. El Peje ya no ve lo duro sino lo tupido y más que le falta, según dicen los que dicen que saben.
Cuando uno mira ese panorama, no puede sino coincidir con Huntington en que somos una amenaza.
Durante un entrenamiento en Sunnyvale, California, una compañera de trabaio indie me dijo que si me iba a comer "con ellos " (varios compañeros de diferentes partes). Yo le dije que no, que gracias, que esperaría a ver qué planes tenían mis compañeros mexicanos: "Ah sí, que ustedes los mexicanos son muy cerrados". Plop!, en mi vida me he sentido más alienado.
Pero no, aunque todas las premisas parecen válidas, los caminos que construyen las conclusiones son equívocos, por no decir viles mentiras. La asimilación de la cultura norteamericana es un proceso continuo que se ha insertado en nuestra sociedad (como nosotros en la suya) y que no tiene vuelta atrás. La mezcla será sin duda diferente a la pureza religioso-social-racial actual, pero esa visión Weberiana ya está algo fuera de moda. Y no contaba Weber con los elementos actuales (desarrollo tecnológico, integración comercial) de análisis. Mismos que, por lo visto, también desprecia o minimiza Huntington. No creo que seamos una amenaza para los demás tanto como, eso sí seguro, lo somos para nosotros mismos.