Hace muchos años me instalé un chip anti-Chespirito. Me parece la peor plaga producida por la televisión mexicana. No sólo por ser intrínsecamente mala, sino por su espantosa propagación a toda América Latina. Es el referente del mexicano contemporáneo. En cualquier rincón del sur del Río Bravo el tipo es harto popular. Cierto que Cantinflas y otros ídolos de la época de oro del cine mexicano son también referentes, pero Chespirito, siendo el más reciente, parece ser también el más conocido.
El personaje en cuestión, entre muchas otras frases idiotizantemente repetidas, tenía una que aplica perfecto al momento actual: "¿Y ahora, quién podrá ayudarnos?" El Peje AMLO acaba de ser "desaforado" (hasta con la palabreja hay controversia) y pronto, quizá mañana mismo, se va al tambo (cárcel, bote, frescobote) acusado por "desacato de orden judicial". No habrá a quién pedirle subvenciones para los viejitos, Universidad popular, segundos pisos de vías rápidas.
Si yo fuera AMLO y me atacaran esos brutos del Gobierno panista yo optaría por no defenderme "procesalmente". Yo buscaría, primero, un pretexto para poder dejar el Gobierno del DF sin "traicionar la voluntad popular", "no me voy, me quitan". Así, una de sus promesas de campaña, la de terminar su periodo de Gobierno sin otras aspiraciones políticas, permanecería vigente.
También yo, consecuente con mi ideología, buscaría permanecer en el ojo del huracán el mayor tiempo posible. ¿Porqué?, porque no puedo ni debo hacer una campaña de gastos enormes y dispendiosos, mejor ese dinero se lo regalo a los pobres, ya que es una ofensa en este país gastarse 500 millones de dólares en las elecciones presidenciales. Pero quiero ganar las elecciones y solo puedo ganarlas teniendo mucha publicidad, que la gente me recuerde todo el tiempo. Así, si me ven en la cárcel víctima de una injusticia (cualquier pequeña falta de justicia es una injusticia), el "pueblo" me recordará como un gran luchador al que los poderosos quieren golpear y amedrentar. El "gen Ernesto Alonso" (el melodrama), combinado con el "gen José Alfredo Jiménez" (la bravuconería) del subconsciente colectivo mexicano harán el resto. Y así seré "congruente" con mis "principios" y seré austero y no gastaré el dinero "del pueblo" en una campaña política mediática, "mercadotécnica" (whatever that means)
Y como los que me acusan son unos verdaderos idiotas, en el momento en que no pueda postergar más mi participación abierta por la Presidencia, simplemente recurro a los recursos legales que pude usar desde el principio y me zafo fácil y rápidamente de la bronca.
Si yo fuera Vicente Fox, con un Secretario de Gobernación tan pendejo y con una Primera Dama tan ambiciosa, no podría confiar ni en mi sombra para dejarles el poder. Como odio al PRI, pero no pude acabar con él porque el EZLN no me apoyó cuando yo intenté obtener su apoyo (sí, soy un bruto escogiendo aliados), no quiero que el PRI regrese al poder. Durante mi campaña de 2000 dije que quería debatir con Cuauhtémoc Cárdenas, así, en lo personal, por no estar de acuerdo con su posición. Si yo fuera Vicente Fox, mi candidato a la Presidencia en 2006 sería el único posible, el único que me queda, el único que sabe ganar: Andrés Manuel López Obrador.
Claro, todo eso es "si yo fuera".