viernes, enero 09, 2004

Growing Up

El DVD que tuvo a bien regalarme mi princesa en Navidad fue toda una sorpresa. Peter Gabriel discurre por la vejez de forma ecuménica, o sea por todos los costados. En ritmo, actitud corporal, vestuario, tonos del escenario.

En sus tiempos, Gabriel, y no Bowie, fue el maestro del rock escénico. Lamb lies down on Broadway y no Tommy, ni siquiera The Wall, fue el show-rock más grande de todos los tiempos. Fue tan grande que Gabriel decidió que "no más". Que no podía superar eso, por eso salió de Genesis. Uno de mis regalos de Año Nuevo fue su primer CD, Peter Gabriel, producido bajo la batuta del inmenso Robert Fripp. Las tendencias "escénicas" de su música son "reprimidas" por Don Robert, pero aún muy patentes. La mezcla no combinaba. Fripp-Gabriel no es un vodka tónic como sí lo fue Fripp-Eno o Gabriel-Eno (ese Brian Eno podría ser el guacardí, ni se pierde ni domina, combina). Fripp-Gabriel era como mezclar un Burdeos con Buchannans, aunque el producto terminado parezca, a simple vista, una vinagreta de Módena con Carapelli.

Lo entendieron bien los dos. Gabriel fue aterrizando en el mundo real con sus discos II, III y IV. Para 1985 sus exigencias familiares lo llevaron a buscar la lana y bien que la encontró con "So", su mega-hit. Y usó su lana para darle gusto al gusto y viajar por todo el mundo. 5 años antes de Putumayo, en 1987, Gabriel lanzó "Real World", casa editora de discos que en su nombre lleva su vocación y se convirtió en estrella kitsch al musicalizar "The last temptation of Christ", de Scorsese. Por esa época hizo su gira más personal y, a mi gusto, mejor lograda de su carrera solista: Point of View. Musicazos, Manu Katche, Tony Levin, David Rhodes. Gabriel en sus "late 30's", aún con energía desbordante pero gran experiencia en el manejo escénico. El eclelticismo melódico de los 90's ya estaba en sus conciertos del 88-89.

Grabó después, en 93, un disco, en mi opinión bastante chafa: Us. En esa gira, Secret World, vino a México y de todos modos era muy disfrutable, en el Palacio de los Rebotes el wey que estaba a mi lado me dijo: "De verdad te late un buen, no?"; no escondí ni me quedé con nada. Su música me encanta. No soy le critic, me gusta disfrutar. No era El Gran Espectáculo, a la manera tradicional de Gabriel, ni melódicamente genial, pero seguía siendo él.

Y casi 10 años después, con su disco Up, empezó esta gira de nuevo en México porque se cancelaron las fechas en Atlanta, que era el kick off original. Ergo, no trajo nada de material de espectáculo sino que vino sólo con sus músicos.

Primera decepción: Nepotista. Su hija es parte de su banda en forma de corista. No lo hace mal la chava, pero siendo Gabriel un gran impulsor de músicos desconocidos en todo el mundo me parece una contradicción. En fin.

Segunda decepción: Cero energía. Su música, a botepronto, me pareció más de sala de conciertos que de rock. El repertorio es además muy melodioso. Red rain, Mercy Street (lógico, si está su hija en el escenario, ésa se me antoja gruesísimo con Jimena: Anne with her father is out in the boat, riding the water, riding the waves of the sea), Here comes the flood, Solsbury Hill (en una bicla, como me gustaba escucharla, epifanía), un Sledge Hammer un poco incoherente, pero bien escenificado y una versión asaz reposada de "In your eyes".

Tercera decepción: su escenario es complejísimo y tenía como significado un tardío "ovo"(nombre de un disco que produjo de celebración del fin del milenio) que, en sí, no representaba tanto el "crecimiento" como el "nacimiento" y una complejidad técnica casi-innecesaria.

Pero sumando las decepciones me encuentro, después de varias revisiones, con que me gusta. Me gusta crecer, hacerme viejo. Poco a poco veo que todos esos aspectos son una forma de hacerse viejo. Veo que mirar por los hijos sin importar lo que opine el mundo es hacerse viejo, que reposar el pasado es hacerse viejo.

Que volver a nacer, que el pensar en el nacimiento, es hacerse viejo