Vimos "In America" el fin de semana pasado. Quien lo haya visto puede tener su propia opinión y en gustos se rompen hímenes, como diría el gran maestro Jaime López. La forma en la que se trataban los padres y las hijas, y las hijas entre sí, en medio de un barrio lleno de prostitutas y trasvestis es, a muchos ojos, completamente cursi.
Anoche Jimena ofreció preparar la cena. "Capuccino" instantáneo (Nescafé, sí, wákala) para papás, panes con Nutella para todos y leche para ella. Lo hizo con tal diligencia y entusiasmo que nos quedamos maravillados. Yo le ayudé con el agua caliente para los cafés pero no me dejó hacer más: "Yo los llevó papá", "yo te llevo las servilletas, papá", "yo recojo los platos papá".
Estoy seguro que las formas ayudan a ablandar corazones. Anteponer la amabilidad genera siempre, tarde o temprano, una reacción positiva. Lo importante es, claro está, que la actitud sea genuina. Y también, porqué no?, vencer la pena que impone una sociedad que, por lo general, gusta de la sangre y desprecia lo cursi.
Jimena vive ese conflicto en su escuela. Sus maneras finas, amables y alegres le granjean mucha simpatía, pero también, de repente, suscita enconos. Ella persiste o se pone de lado. Pero le cuesta trabajo comprender cuando la gente no reacciona a la amabilidad. Si he de ser franco, a mí también me cuesta trabajo y por lo tanto, no le he podido ayudar mucho con eso. Ante la franca agresión bien que le he aconsejado que responda igual (sí, nada de andar poniendo la otra mejilla), pero sin excederse, sin crueldad, mera defensa. Y lo ha entendido bien, pero suele pasarse de tolerante y también, de defensora de las causas justas. En la semana se peleó con su amor platónico, Aldo, por defender a su amiga y tocaya, Ximena Valverde, que estaba peleando con Aldo, pero lo chistoso fue que Valverde también se enojó con ella, con mi Jimena, porque entró a defenderla: "Deja que arreglemos nuestros problemas solos Jimena, no te metas"
Le costó la semana completa digerir el golpe, pero antier, en una encuesta en el autobús rumbo a una excursión, bien le dio por contestar: "a mí me gusta Aldo". A mí no me encantó tanto esa entereza, pero... pues yo también debo aprender a encajar esas cosas...