Aunque ya Daniel Salinas me ganó la blogprimicia, yo quiero poner mi granito de arena en comentar la competencia en general.
Enfermo como estoy de ?sospechitis? (típico chilango) me pareció muy extraña la eliminación de los ?pesos pesados? de Europa, el AC Milán, Arsenal, Bayern y Real Madrid. Si bien el derrumbe de la galaxia blanca era previsible por su nula banca, más dificil era apostar a las fallas de equipos tan sólidos en sus ligas como el rossonero y los gunners. Que quede claro, no digo que el Oporto sea un equipo menor, viene de un bicampeonato en su Liga y el año pasado ganó la Copa de la UEFA que este año ganó el Valencia. Pero ante la perspectiva de un verano plagado de competiciones de altísimo vuelo: La Euro, que es como un Mundial, pero sin pobres y sin Argentina y Brasil. La Copa América, que como sea también es futbol de primer nivel y los Juegos Olímpicos, a mí me pareció observar que los jugadores grandes querían reservar algo de fuerzas para estar en condiciones de jugar mejor esas competencias.
Y sólo hace falta remitirse a la lista de campeones para notar que los años que no gana el Madrid o el Milán o el Bayern son justamente los nones en los que no hay tantos campeonatos. Puristas del futbol podrían alegar que la competencia no termina nunca, porque en años nones hay eliminatorias para el mundial, por ejemplo, pero en realidad, no se juega con la misma intensidad por la élite mundial.
Por otra parte sí confirmo mi gusto por ver la humillación de los merengues a mano de sus propios jugadores desechados en beneficio de los superestrellas. Y también celebro la victoria del futbol equipo. Ahí está la grandeza del futbol: Un núcleo compacto y bien entrenado de jugadores pueden vencer en competiciones contra equipos que, aunque estén plagados de talento, no son igual de disciplinados.
Cambiando de cancha, a últimas fechas se abrió un debate en un noticiero televisivo mexicano entre el conductor principal, Ciro Gómez Leyva, aficinado al Cruz Azul, y Carlos Albert, el conductor de la sección deportiva de ese noticiero. Albert dijo que los aficionados al Cruz Azul son unos mediocres por estar contentos por que su equipo pasó a la liguilla habiendo jugado una ?mediocre? temporada. Ciro brincó de inmediato de su silla y le dijo que no se pasara, que una cosa es que el equipo esté jugando ?mediocremente? y otra que los aficionados sean mediocres por alegrarse de un logro de su equipo (aunque ese ?logro? haya sido pasar de panzaso, a última hora, y en demérito de los vapuleados tigrillos de Salinas).
Yo soy aficionado de hueso colorado de las Chivas, y si bien no me alegra cuando pasan de panzaso, no tengo porque ocultar mi felicidad por su pequeño logro. Decir que el aficionado es mediocre porque se conforma me parece una verdadera barrabasada. El aficionado de corazón lo es en las buenas y en las malas. Sufre con las derrotas y las malas rachas, pero si en medio de una pésima racha su equipo mete un golecito, lo festeja a todo pulmón. Por eso desprecio al americanista típico: oportunista que cuando el equipo anda bien (cosa cada vez más rara), se burla de medio mundo y cuando no, se olvida de que existe el futbol. Pero lo que sí he aprendido de la afición del FC Barcelona, por ejemplo, es que en efecto, el aficionado debe exigir que su equipo juegue mejor y obtenga resultados. Es necesario ser exigente y crítico con el equipo que uno apoya.
Y aprovechando el viaje del panbol, por este conducto manifiesto mi apuesta de que a la máquina Azul no le alcanzará el golecito de ventaja que lleva a la Selva Chiapaneca y que así como el Bofo falló todas ayer en el Azteca, saldrá con mejor puntería el sábado y al Atlante y su Chamagol tampoco le serán suficientes los dos goles de ventaja que sacaron ayer. Y al que no le guste, ni modo, arriba las Chivas aunque pierdan!