lunes, junio 28, 2004

Nuestra marcha por la seguridad

Ya pude repasar buena parte de la prensa defeña y nacional, opiniones y reseñas. ¿Nosotros qué vivimos? Edith dice que no fue una marcha "fresa", yo disiento, sí éramos mayoritariamente fresas. Mi hermana Paty dice que también la clase media tiene derecho a expresarse. Si la clase media es "fresa", ésa ya es otra discusión. Caminamos Paty, Edith, Jimena y yo desde la Diana Cazadora en Reforma y Sevilla hasta Av. Juárez y Eje Central, unos 800 metros antes de llegar al Zócalo, que estaba, se veía, inaccesible a eso de la 1:30 pm. Llevábamos casi dos horas caminando y Jime ya empezaba a preguntar "cuánto falta". Paty, experta en marchas, dijo "adelante ya está muy punk, mejor vámonos". Edith es bastante sensible al sol y yo soy medio flojo. De cierta forma habíamos cumplido.

Todo tipo de carteles durante la marcha, desde los que pedían pena de muerte para secuestradores (un completo sinsentido) hasta los esbirros inflitrados de las diferentes alas políticas. Pero eran pocos esos últimos, la verdad, los menos. El sentimiento más fuerte de coraje que me ha dejado la cobertura de los medios ha sido por la subestimación. Muchos dicen que no importa que fuéramos "sólo" 100 mil. Yo digo que sí importa dimensionarlo de forma aproximada. No es lo mismo 100 mil que un millón. Me tocó arrancar en "la retaguardia" como le llaman y esquivando el "contingente" (estos términos propios de las marchas cómo son chistosos) principal por los carriles laterales de Reforma logramos un buen avance, creo que hasta la mitad de la marcha. Sí, durante casi dos horas de "paso veloz" recorrimos, casi, media marcha. Tres kilómetros de largo por, aproximadamente, 40 metros de ancho. Y faltanba como kilómetro y medio, más lo que ya se había congregado en el Zócalo. Para la 1:45 pm ya todas las calles llevaban gente que regresaba de la concentración central mientras que las tres principales (Madero, 16 de septiembre y 5 de mayo) estaban llenas de gente que aún quería llegar.

Después, tomamos el metro en Salto del Agua para regresar a Sevilla (donde había dejado el coche). Lleno el metro, como si fuera fin de semana, de gente regresando de la marcha. Empujones amables, educados. La gente abriendo paso con inusual civilización. Todos traían cara de haber cumplido un deber y haberlo cumplido bien.

La cobertura mediática ha sido, como suele serlo, nefasta. En televisión, sólo tomas que presumen la capacidad técnica de los helicópteros pero poca información sobre la sustancia de las peticiones (las más de ellas, sensatas, inmediatas y de elemental lógica. Una vena telenovelera salpica las crónicas y se enfoca mucho en las tragedias individuales, pero cero, absolutamente cero análisis de la marcha como colectivo y de las amplias motivaciones sociales.

En radio, al parecer, el sensacionalismo propio de los gritos y el necesario tono elevado movió a la exageración. No escuché en directo ninguna transmisión, sólo he podido recoger comentarios de prensa escrita y de la gente de la calle. Por cierto, nos tocó marchar un rato junto a Jorge Fernández Menéndez quien ha sido un excelente promotor mediático de la marcha, sus móviles, su evolución y sus fines. En prensa escrita, me sorprende la moderación del Grupo Reforma (tendiendo a timoratez) al hablar de número de manifestantes y me revienta la posición de La Jornada, siempre buscándole tres pies al gato y demeritando a los organizadores. El Universal, siempre institucional, comparte las estimaciones de la prensa foránea respecto a la cantidad de manifestantes para no quedar mal ni con Dios ni con el Diablo y Milenio, siempre atento a la grilla, se enfoca en las reacciones de la clase política: Sí, no han sabido reaccionar porque en efecto, no se esperaban que el movimiento de la gente pudiera ser tan grande. Están ciegos y sordos.

Por eso necesitamos un millón de personas, porque entre más seamos, mayores probabilidades tendremos de ser escuchados, de llegar al rincón donde a nuestros incompetentes servidores públicos se le mueva algo, se les motive algo. Me gusta la conciencia que nace de un movimiento de este tipo para estar pendientes de las acciones que se tomen, para revisar el ejercicio de los servidores públicos. La semana pasada hubo tres detenciones de bandas de secuestradores. En teoría Fox recibe mañana a varios de los organizadores. Sí, claro que sirven estas manifestaciones, ya saben que no tienen el poder seguro y que si quieren conservar su chamba necesitan darnos lo que necesitamos, lo que se les paga por hacer. De eso está hecha la democracia y el verdadero cambio lo hacemos, lo tenemos que hacer (y bueno que también nosotros lo vayamos entendiendo) todos nosotros.