lunes, junio 21, 2004

Acorralando

El Peje de Gobierno del DF está sintiéndose acorralado. De forma inexplicable, demostrando su insensibilidad al clamor popular de mayor seguridad se obstina en considerar la marcha por la seguridad programada para el próximo domingo como una pieza más en el rompecabezas del "complój" en su contra.

Si bien es cierto que el tal complot existe y por supuesto que todo lo que diga será usado en su contra, el colocar este movimiento chilango como parte de un ataque de la extrema derecha es una enorme torpeza política de esas que el Peje no había cometido hasta ahora. Todos hemos sido tocados por la inseguridad defeña y aunque yo admito que en lo personal tiene ya tiempo que no me toca (dos años ya), no veo a mi alrededor ninguna mejoría digna de bajarle la presión a nuestro gobierno.

En 1999, cuando Jime aún no cumplía 1 año, Edith y yo fuimos abordados en el taxi que íbamos cuando nos dirigíamos a nuestro depto, ya muy cerca, a las 8 pm. Aunque yo me llevé un par de patines debo agradecer que a ella no le tocaron un pelo. Nos llevaron a una colonia del norte del df (por el lugar donde nos dejaron puedo deducir con buena precisión cuál fue) y nos tuvieron encerrados en una casa hasta que dieron las 12 am, para poder retirar dos veces dinero de nuestras tarjetas. Laptop, celulares, efectivo y tarjetas, los infelices se llevaron casi 50 mil pesos. Viendo que no estaba yo nada tranquilo, uno de ellos se me acercó cuando nos llevaban de regreso y me dijo "tranquilo carnal, yo no muerdo la mano que me da de comer, nomás es dinero" Hijo de su reputérrima madre!, pero ni cómo hacerla de tos, y más estando con Edith. En el colmo del surrealismo y para que "nos sintiéramos bien" pusieron los cd's que traía yo conmigo (Deep de Peter Murphy, Selling England by the Pound de Genesis). Ya en el taxi de regreso, cuando nos aventaron por ahí (por el Deportivo Oceanía), nos dijeron al bajarnos: "tengan cuidado con el taxi que tomen, porque andan asaltando". Fue una verdadera pesadilla y a pesar de todo Edith y yo nos rehusamos a vivir con miedo, somos mucho más precavidos pero nada de pensar en emigrar por miedo. La nana que cuidaba a Jime en ese tiempo estaba obviamente aterrada pero Jime se durmió a su hora y esto para ella es una anécdota de sus papás. Seguimos saliendo y andando noche por la ciudad.

No le vamos a entregar nuestra ciudad al miedo. Que se vayan al carajo los que pretendan eso (asaltantes y gobernantes).