(Para Edith, que en su amabilidad también es vanidosa y le gusta ser especificada)
Eres amable. Se me ocurre "kind" y también "lovable".
No necesito mis ojos para amarte, pero si además de amarte puedo mirarte la plenitud es apenas soportable.
Cuarto menguante sobre tus ojos cerrados, mis manos atadas a tu voluntad, mi voz necesitada de tu oído.
Todo mi "lo bueno" se condensa en tí. No entiendo esta sensación y me cuesta trabajo describirla. Es tan trillado y mal visto que algo sea "bueno". Pareciera cercano a "ingenuo" o a "puro" o a que no alcanza lo "excelente". No pienso en "buena" como derivación de una bondad que indudablemente posees. Pienso en que algo tan "amable" es inextricablemente bueno, que es una tontería pensar en desmadejarte, deconstruirte. Eres roca sólida, unidad, amabilidad sin fisuras.
La una de la madrugada es nuestra hora para bailar en la oscuridad. Gracias mi amor.