El viernes pasado este editorial del NYT explicaba, con la claridad que no lo ha hecho ningún columnista mexicano que yo haya leído, porqué el desafuero contra López Obrador no debería poder proceder.
El enlace requiere registro gratuito, pero para el que no quiera o pueda leerlo este es mi resumen: la parte medular del asunto es la aplicación de un procedimiento propio del Derecho Penal a lo que es una falta administrativa cometida por una persona que no es el Jefe de Gobierno. Es decir, la acusación que está haciendo la PGR está "integrada" de forma que hace responsable al Peje de una falta que cometió alguien que trabaja en el Gobierno que el dirije. Esto equivaldría a decir que el Peje (y Fox, y cualquier Jefe de Ejecutivo) es responsable "penal" de las faltas cometidas por cualquiera de sus "subalternos".
En eso consiste la barrabasada y el manejo "político" del asunto. Lo interesante es que AMLO no explica esto con la claridad debida (ya que así finiquitaría el asunto) sino que aprovecha la infinita estupidez de sus "atacantes" ("adversarios políticos", les llama con mucha astucia) para hacerse la víctima y estar presente siempre en los medios por encima de cualquier otro asunto de la agenda nacional. Y lo interesante es que nadie en el gobierno de Fox parece darse cuenta de que, con esa persecución (por demás estúpida) lo único que están haciendo es darle más reflectores al tipo que es popular justamente por eso, por su capacidad de atraer la atención de la prensa, de "dar nota".
AMLO no tiene un programa de gobierno particularmente interesante o siquiera medianamente articulado. Si bien sus "lemas" ("por el bien de todos, primero los pobres") suenan populistas, nadie en el DF nos podemos quejar de que ha "reprimido" o "frenado" la actividad privada. Lo que sí ha hecho mal, y no se divulga, es una serie de medidas "de austeridá" que han provocado que la infraestructura preexistente de la ciudad esté cada vez peor atendida. Invierte mucho menos en el mantenimiento del Metro y "espacia" los periodos de mantenimiento y bacheo de las vialidades existentes para tener más presupuesto y hacer sus famosas grandes obras. Es decir, no ha mostrado capacidad de "generación" y sí una gran torpeza de "distribución".
Y de eso se trata ahora la labor del Gobierno. De distribución. Su programa de atención a viejitos, tan criticado, en realidad no ocupa una porción sustancial del presupuesto. Y sí da gran rentabilidad política. El tipo no ha invertido en el desarrollo de la ciudad, sino en el desarrollo político de su plataforma. Nadie ha sido capaz de informar esto con la claridad, la puntualidad y la fuerza debidas. Sus críticos le ponen etiquetas en lugar de desmenuzar y exponer sus evidentes fallas. Sus enemigos lo atacan de formas estúpidas fortaleciendo su mejor estrategia: La popularidad, estar presente en la agenda.
Si bien Fox y su equipo han usado los recursos del poder en contra de AMLO, el Peje ha demostrado que, si de usar "esos" recursos se trata, él le da veinte y las malas al "equipo" (de alguna forma hay que llamarlo) de Fox.