jueves, septiembre 23, 2004

Justificación

He leído (es un decir) las justificaciones de los colegas bloguitas a sus vicios. Las recomendaciones, reglas, leyes y códigos son bases del concurso sobre el cual nos juzgamos y juzgamos a los demás. Es un ejercicio de profundo narcisismo el poner parámetros a esta actividad. Y obvio, más que las reinas de belleza o los actores de Hollywood, los escritores son los narcisos por excelencia. Así, dejando un poco mi afán opinatorio, trataré de poner las reglas de mi concurso personal. Llegué tarde a la convocatoria y no pude enviar esto a tiempo, lo redacto a toro pasado y con la oportunidad de haber visto las desgracias ajenas, por lo que tengo suerte de vestir las mías:

  • Escribo porque puedo, porque alguien me enseñó ciertos usos básicos del idioma (no todos, no muy bien, pero mejor que el promedio humano).
  • Articulo y vacío. Mi cerebro es una coca-cola que necesita ser agitada porque tiene un mecanismo autogenerador de gas. Escribir es mi forma de compensar esa generación. Es la más cómoda y, relativamente, la más fácil. Uno escoge su forma de vaciar, creo que los que escribimos somos los más flojos de todos (seguidos de cerca por los fotógrafos).
  • Me gusta más el humor que la belleza, a la hora del orgasmo siempre prefiero que me envuelvan piernas hermosas que escuchar un buen chiste pero, aunque quisiera, no puedo vivir en orgasmo permanente.
  • Desde que nació Jimena entiendo que cuando das amor es casi automático que lo recibas. Estoy tan necesitado de afecto que me desvivo por envolver con amor mis palabras.
  • No sé no pensar, no sé no sentir. Escribir sin saber eso es artesanía. Mientras todos son artistas, yo soy artesano.
  • Voy a vender mis artesanías. En el extranjero siempre están viendo qué artesanías mexicanas se venden para comprarlas. Finalmente, a eso me dedico, a vender.