N- Y ¿Por qué estaba muy contenta? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¡¡¿Por qué?!!!
P- La gallinita estaba muy contenta, querido, porque iba a tener un hijito
N- Uh...
P- Y eso la hacía muy feliz
N- ¿Sí?
P- Claro,
N- Uh
P- Es tan hermoso poner un hijo...
N- Mm
P- Tener un huevo...
N- Ah
P- Tener un hijo
Les Luthiers, La Gallina dijo Eureka
LPDT hizo un post interesante sobre cierta estadística. Ylek replicó en los comentarios con mucha "sensatez social". Digo, hubo muchos comentarios, pero ese me llamó particularmente la atención (no hay forma de enlazar directamente ese comentario). Me gustó el tono de hartazgo, de fastidio por el descubrimiento del caldo blanco y el hilo negro. Pero lo que me revolvió las entrañas fue ver citado a Marx (muy tangencialmente) en un tema que me es tan caro como el hecho de "tener un hijo".
En 1991 descubrí el término "planear". "Hacer planes", "hacer planning", "hacer planeación". Me fascinó el concepto y su aplicación en el trabajo. Yo estudiaba Ing. Física pero trabajaba durante el día y de ser el típico ingeniero mamón que despreciaba a morir a los administradores pasé a ser el seguidor más aferrado de la religión "management". Hubo en ese entonces una revolución en el campo de la administración que fue la "reingeniería de procesos" y el orden (y las oportunidades mentales) que encontraba yo en tal concepto me fascinaron. Todas mis actividades de vida diaria (no vida personal, pero sí profesional) cargaban con un sello de management, sobre el cual yo podía abundar sin problemas durante horas, explicando y evangelizando las bondades del control y la planeación. Por otro lado, ese fanatismo religioso fue reacción al descubrimiento, en edad adolescente, que las cosas más importantes de mi vida no las decidía yo: Mi lugar de nacimiento, quienes serían mis padres, conocer a mi pareja ideal, etc. El management me daba las herramientas mentales para contrarrestar la entropía, el desorden, la impredicibilidad de la vida. Herramientas racionales, que eran las únicas que consideraba yo válidas. Era yo joven...
No creo en el espíritu, pero las emociones son incontestables. Nuestros deseos están hechos de emociones. Ya establecí, hace mucho tiempo, que el rebaño en general, la masa de gente, me parecen torpes. No que me parezcan, es que lo son, y no se puede hacer nada al respecto. Todos los buenos deseos, ideas, intenciones, planes y programas para contrarrestar la torpeza general del rebaño son balas de azúcar en un hoyo negro. Nuestra especie, nuestra raza, vive en su conjunto gobernada por emociones.
El tema de la reproducción, de la continuidad de la especie, no es, pues, un tema que deba analizarse desde la perspectiva racional de la estadística. Y en el plano personal, habiendo llegado como llegó mi hija, sin ninguna planeación, y considerando el muy buen resultado (modestia aparte) que tenemos con ella, creo que el asunto de "hijos planeados" es una reverenda tontería. Mis suegros eran de la mentalidad de "los hijos que Dios me dé" y tanto Edith como sus hermanos, los cinco, son gente de bien, extraordinariamente buena, me atrevería a decir. Mis padres se casaron por mero capricho, nunca fueron una pareja en el sentido estricto de la palabra (ni siquiera en el sentido laxo de la palabra) y creo que tanto mis hermanas como yo no salimos tan jodidos. ¿Que se puede ser mejor, nacer mejor, tener más preparación, más solidez económica, más madurez emocional? todo eso seguro que sí, pero ninguna de esas son requisito sine qua non y por otra parte, ninguna, ni todas en conjunto, garantizan que los padres, o la madre o el padre por separado puedan criar bien un hijo:
N-Y ¿Por qué es tan hermoso tener un hijo? Eh...
P- Porque los hijos son la alegría de la vida, querido, con sus risas, con sus juegos, con sus preguntas, cada hijo es como una rosa que florece.
N- Una rosa que florece...
P- Sí
N- ¡Qué lindo!
P- ¿Te gusta el cantito?
N- Sí
P- Entonces ¡¡callate!!
Les Luthiers, op. cit. ( ;) )
No digo que esos casos sean la norma. De hecho son la excepción. Lo que digo es que la educación, la crianza de los niños no es un asunto de formación de los padres, ni de planeación. Vaya, digo que el management es para la vida laboral, pero no para la vida diaria. Me lo preguntaron en el Sensacional de blogs (que por cierto, se está agotando, corran a comprarlo!) y opino lo mismo para este caso, la vida no es para "planeación de calidad", sino para vivirla y dejarla que la vivan. Que la reproducción no es "big deal" y que la crianza está predestinada a ser bastante mala. Que así como puse ejemplos que no tenían visos de ser "casos de éxito" puedo hablar, y mucho más, de gente en teoría MUY preparada para ser padres y que a la hora de la verdad son un fracaso absoluto. No es cierto que es una cosa "más probable" que otra. La vida no viene en ecuaciones de probabilidad.
(Dedicado a Semidios, Manuel y Ju, que dicen que ya perdí mi pasión por el blogueo)