martes, agosto 03, 2004

Input/Output

El Físico del Pueblo, como llama The Economist a Stephen Hawking, anunció hace un par de semanas su nuevo descubrimiento: la información caída, perdida en un agujero negro, eventualmente vuelve y puede ser interpretada para entender cuándo y cómo cayó en él (eso en matemáticas se dice mucho más fácil: 2=2), Lo que en realidad quiere decir esto es que Haking ha logrado un importante paso en el maridaje entre dos visiones aparentemente irreconciliables. La de la física cuántica que reclama que al terminar cualquer proceso la información haya quedado disponible para analizar cómo ocurrió (el presente es impredecible, el pasado es calculable). Y la de la mecánica relativista que produce monstruos tan a gran escala que hacen parecer infinitos los mundos que se escapan del Universo.

Todo estudiante de matemáticas sabe que un número enormemente grande, tan grande como se quiera o pueda imaginar, está a la misma distancia del infinito que el número uno. El infinito es, simplemente, otro boleto. Así que los físicos teóricos, ninguno, lograba demostrar completamente que el concepto de "infinito" (eterno, que es similar) aplicara al agujero negro. Lo que al parecer hizo Hawking fue extrapolar un tiempo enormemente largo, para determinar las condiciones en las que un agujero negro "muere" (se evapora, dicen los físicos). Pues bien, si se tiene suficiente paciencia esta cálculo puede llevar a conclusiones en apariencia inútiles per se (un agujero negro puede tardar en evaporarse 10 ó 100 veces más lo que se sabe que ha vivido el universo actual, conocido), pero cuya importancia radica en el concepto de "límite", sí se acaba y al acabar ocurre lo que debe ocurrir.

La Secretaría de Educación Pública mexicana ha promovido a últimas fechas el retiro de varios temas dentro del plan de estudios actual para dar más horas de Español y Matemáticas a los estudiantes de primaria y secundaria, específicamente me he enterado de dos temas: Historia de México (y al parecer universal también) y el estudio del Sistema Solar y las poquísimas, muy básicas, nociones de Astronomía que se les daban a nuestros estudiantes.

Debo admitir que en un principio dicha noticia me hizo encabronar sobremanera. Después, la cobertura en medios (principalmente impresos) de las reacciones de la inteligentsia (if any) mexicana señalando la Historia y dejando de lado la Astronomía (que me es tan o más cara que la Historia) hizo que mi encabronamiento no conociera límites y por lo tanto no había podido articular algo medianamente comprensible al respecto, a pesar de que este ya es un tema que envejece rápidamente en México y sale del mainstream informativo (y bloguero).

Los alegatos de quienes promueven la reforma son pobres y pendejos, por decir lo menos, pero hay un punto en el que tienen razón: las pocas horas de escuela deben aprovecharse mejor. Ya dije y repito que la mejor solución sería dar más horas, pero si por equis o ye eso no se puede, en efecto, hay que mejorar lo que actualmente se hace.

El desarrollo de habilidades verbales y lógicas ha sido tachado por varios pedagogos como "utilitario", parte de la conspiración del capitalismo mundial para producir más obreros y menos "gente pensante" (aka "culturosos"). Es completamente al revés. De nada sirve querer meterle a huevo Astronomía e Historia a gente que no es capaz de "procesarla", justo nosotros, mi generación, somos la prueba de que esa educación no funciona. Las habilidades verbales y lógicas son esenciales para aprovechar la cada vez mayor cantidad de información que la sociedad está en posiblidades de crear, transmitir, difundir y repetir. El acceso a la información si bien es limitado aún, lo es mucho menos que hace 20 años (los lectores mexicanos dependientes de La Enciclopedia Temática y del Nuevo Tesoro de la Juventud sabrán de lo que hablo). Nuestro sistema de bibiliotecas es patético pero por lo menos los niños de ahora tienen 7 canales de televisión abierta y si sus padres se pueden piratear el cablevisión, tienen muchísimos más.

Es indispensable dotar a los estudiantes de las herramientas básicas para prepararse mejor, pero esas herramientas pasan necesariamente por terminar con el analfabetismo funcional (y las deficiencias en lógico-matemáticas) que padece la gran mayoría del estudiantado nacional. El conocimiento, ahora tan a la mano, deviene a partir de la conciencia. Preguntarse de dónde venimos, en términos históricos y en términos astronómicos, es consecuencia lógica de saberse individuo pensante. Las respuestas ya no son tan difíciles de encontrar como antes, pero lo importante es hacerse buenas preguntas. Y hacérselas bien.