Daniluchas es un niño de 9 años que vive enfrente de la casa de mi mamá. su historia personal es, hasta cierto punto, trágica. Su mamá fue madre soltera que desarrolló un cáncer poco después de haber nacido el niño y murió cuando Dani tenía tres años de edad. Ella era una ejecutiva bien remunerada que durante esos dos años trató a Dani como principito. El último de esos dos años, ella en medio de tanto tratamiento, se lo dejó a su hermana, la vecina de mi mamá. Mi hermana Laura en ese tiempo estaba terminando sus estudios como educadora y "cuidaba" a los niños de la calle por una cuota estúpidamente baja. Junto con otros dos niños bebés, Daniluchas fue de sus primeros clientes. En casa de mi mamá se sorprendían con los finos modales del niño: "mira cómo toma los cubiertos", o sus comentarios "esto (un guiso con huevo, creo) parece lagosta".
Pero cuando una maestra empieza, los primeros clientes en realidad son casi hijos. Laura cuidó de Dani cuando murió su mamá y los siguientes dos o tres años. En realidad, es lo más cercano a un hijo que ha tenido mi hermana. Siendo vecinos, lo ha visto crecer y crecer.
Lina, la tía/mamá de Dani, la vecina de mi madre, siempre quiso emparentar con nosotros (entiendo que suena ridículo, pero así fue), a mí me quería bastante porque me consideraba "hijo modelo" (si hubiera sabido la verdad!) y a mi hermana Patricia la quería de novia de su hijo Josué, dos años menor que mi hermana Patricia, que obvio, nunca lo peló. Cuando vio a Jimena la acercó convenientemente a Daniluchas, y el otro, nada menso, se dejó también.
Ahora que Jimena, en la típica temporada de verano, pasó unos días en casa de mi madre, el cliché del "amor de verano" le cayó encima. Mi otra hermana, Lupita, los "cachó" besándose. Ya Jime me había comentado de previos afortunados que le dieron algunos besos. Pero esto parece, de alguna forma, algo más que "piquitos" inocentes. O por lo menos eso sentí cuando Jimena medio me lo platicaba. Las demostraciones afectivas empezaron desde el lunes, con abrazos muy efusivos. Ya ayer se habían dado algunos picos, pero parece que los descubrieron ya bastante avanzaditos.
Laura estaba furiosa. No me imagino los sentimientos cruzados de mi hermana. Para ella Daniel es como un hijo, y Jimena como una hija. Ella medio elaboró una teoría de que Dani (como sea, casi cuatro años mayor que mi hija) se "aprovechó" de Jime. Esa fue la teoría que inmediatamente compró Jimena para "perdonarse" por haber sido "cachada". No nos gustó, ni a Edith ni a mí. Jime sabe que lo que hizo no está bien, porque lo hizo a escondidas. Ella quiso experimentar lo que es recibir una demostración de afecto tan concentrada como lo es un beso. Y obvio, de alguien que ella quiere o estima. La explicación es que Daniluchas la trata muy bien, la cuida mucho, pero no como "niña pequeña" que es lo que le ocurre la mayoría de las veces en su escuela, sino como damita o princesita. Sí, juegos de seducción desde cualquier punto de vista. Siempre he pensado que Jimena debe hacer lo que ella quiera y no lo que otros quieran. Eso intentamos inculcarle, pero hasta el momento hemos fallado. No digo que ella no quisiera hacerlo. Digo que no supo decidir y sólo se dejó llevar.
La verdad, ni Edith ni yo sabemos bien a bien cómo lidiar con esto. Ya algo se nos ocurrirá pronto.