Después de cuidadosas consultas con mis instintos he decidido que mi voto en 2006, el que sea, será inútil.
Comentando con clientes tapatíos y mi jefe chilango que acaba de huir a pueblétaro (pinche chilango mamón que soy) sobre la delincuencia e inseguridad chilanga les decía yo que mucho de nuestra situación actual es culpa nuestra. Clasemediero como yo que es mi jefe me aventó tremendos ojos de pistola y me dijo que cómo era posible que yo dijera eso.
Mi jefe se fue a pueblétaro huyendo de la inseguridad. No fue menor, asaltaron a su esposa con sus dos hijos afuera de su casa a las 3 pm, en pleno día, un asaltante a pie, caminando, solitario. El tipo ni siquiera huyo corriendo. El módulo de policía está a 300 metros de la que era casa de mi jefe. Ahora, dos semanas después de su mudanza, sus hijos traen walkie-talkie para cuando la mamá los manda llamar, que ya se metan a la casa y dejen de jugar en la calle, vayan ustedes a saber qué tan lejos de la casa. Niños que nunca habían salido a jugar a la calle.
Cuando le pregunté que si había denunciado el asalto de su esposa tuvo que admitir que no lo había hecho. No levantó ningún acta, no hay averiguación previa de ningún tipo. Nada. El alegato de siempre, no por trillado es menos válido, que los hampones están coludidos con las autoridades judiciales y que "no tiene caso". Somos, hemos sido los chilangos, cobardes por dejarnos ganar la calle. Es culpa nuestra la inseguridad, tanto como de la ineptitud (y franca corrupción) de las autoridades.
La plática surgió cuando nos preguntaban si es cierto que el Peje AMLO tiene tanto apoyo acá en el DF. Clasemedieros todos, insisto, perdemos la brújula sobre dónde están las mayorías votantes del país, o más bien, dónde están sus sueños e inquietudes. Comentamos que sí, que tiene mucho apoyo popular pero que "nosotros no". Lo que ya no pude preguntar, por corrección política, es si sabían que en Jalisco, su bien amada sociedad tapatía, mocha y cerrada, también AMLO tiene seguidores, muchos, los que les sirven en los restaurantes y los que construyen sus viaductos y periféricos. Los que, alguna vez se quejó un taxista inmigrante conmigo, se sienten menospreciados por ser prietos en una ciudad de cierta mayoría blanca.
Madrazo ganará la elección interna del PRI (sí, llegué a dudarlo, me tragué el teatro guiñol del TUCOM) y Creel, a pesar del apoyo de muchos seguidores panistas que le damos a Felipe Calderón, será candidato blanquiazul. En efecto, no hay ni a quién irle y no creo que Lord Voldemort (o Sauron, que era mi gallo) puedan competir sin partido político, según le acaban de decir a Jorge Castañeda, que era mi mejor opción en caso de presentarse y por quien hubiera hecho toda la campaña posible en mi tiempo libre.
Es indispensable votar por lo que uno cree. Yo creí que Zedillo en su momento era buena opción para el país y a pesar de todo, no me arrepiento de haberle dado mi voto. Creí también, en su momento, que Fox era la mejor opción para el país y, a pesar de todo, no me arrepiento de mi voto.
Pero si ya logramos la alternancia, ahora toca elegir lo que de verdad queremos. Y participar en esa elección. Si nos quejamos que los candidatos no manejan ideas, hay que manejarlas nosotros y obligarlos a que las mencionen. Es un esfuerzo, en muchos sentidos, inútil (lo siento Manuel, coincido contigo, pero no estoy de acuerdo) pero no por inútil (como la denuncia que debió hacer mi jefe de su asalto) debe dejar de hacerse.
Mi voto inútil será por alguien, el que sea de la boleta, que haya presentado ideas. Sé que no será ninguno de esos tres partidos "grandes". Ni modo, ahora sí me asumo minoría, hoy por hoy, y quizá solamente en esta elección.