Una de las primeras coqueterías que me hizo Edith, cuando novios, fue regalarme besos en servilletas. Siempre le han quedado super bien y, desde que yo la conozco, tiene una técnica extraordinaria para pintarse los labios rápidamente y súper bien delineados.
Las mañanas que más me gustan son las que me recuerdan nuestro beso de despedida matinal, cuando me limpio los labios de los primeros sorbos del café y redescubro su beso aún en mis labios.
Tonos rojos y rosas.