viernes, enero 07, 2005

También se vale

Llevo un par de semanas pensando una estupidez: ¿Qué hará o será de Jimena cuando Edith y yo hayamos muerto?

La pregunta nació por el cuestionamiento que todos nos hacen respecto a "su hermanito". Cuando nació Jimena la decisión fue que Edith no tendría más hijos y que si podíamos adoptaríamos un niño (o niña, adoptado pues). Aunque el embarazo fue magnífico y salió casi todo por nota (pocos mareos y náuseas, cero molestias, cero alarmas, Edith cargaba CPU's para instalar redes hasta los siete meses de embarazo) en México una mujer embarazada, en el "mercado laboral", se considera casi como si tuviera peste. De hecho, una mujer en general, en edad reproductiva, se considera una amenaza. La visión es verdaderamente patética, pero "such is life". Y por otra parte, si bien Jime llegó en una edad física ideal (27 años) sí truncó la vida laboral de Edith de alguna forma. La recompensa ha sido maravillosa, pero el bolsillo también cuenta y es por eso, en parte que lo decidimos así. Y respecto a adoptar, en México es mucho más fácil tramitar una hipoteca que una adopción (y estamos hablando ya de palabras mayores)

La pregunta, harto estúpida, me tiene torturado. Es sencillo. De momento a quien siento más cercana a mí no es ni mi madre, ni mi hermana Laura ni mi hermana Patricia ni mi hermana Guadalupe ni mi padre. Es, obviamente, Edith. Pero pensando que Edith, por mil o un millón de circunstancias podría dejar de ser mi pareja en cualquier momento, mis hermanas sólo muriendo dejarán de serlo y mi madre y mi padre igual. Y eso, cuando Edith y yo ya no estemos, no lo tendrá Jimena.

La pregunta es intrínsecamente idiota. Según el promedio de vida al nacer, Edith y yo no estamos todavía en la mitad de nuestra vida. Si en 30 y pico de años hemos pasado tantas cosas, es de esperar que en los próximos 30 y pico, Jime pase tantas cosas que esa pregunta será una anécdota y de las malas.

La pregunta me brotó por el disfrute que he visto en mi sobrino y mi ahijada con sus respectivos hermanos. De la familia cercana hay cinco parejas con hijos y somos tres con hija única y dos con pares. Jime ha tenido temporadas que dice que sí y temporadas que dice que no.

La pregunta es inhumana porque pensar en "darle un hermanito" es considerar a un ser humano como mera compañía de la que ya tenemos.

Pero creo que, sin importar la condición personal, también se vale hacerse malas preguntas.