Soy, si existe el término, "zoófobo", le tengo tirria a los animales. Tirria no sólo física, la zoología (la botánica también) fueron mis materias "menos favoritas" en la secundaria y la prepa. Tengo la bendición de estar casado con una esposa que de no haber sído Licenciada en Computación bien pudo ser Bióloga, se los sabe de todos, todos. Y obvio, ha transmitido a Jimena ese amor. Así que si por alguna casualidad de la vida de repente me surge curiosidad o necesidad de saber algo de los animales lo único que tengo que hacer es preguntar.
Entiendo que las hormigas son la sociedad perfecta según Marx. El fin supremo, la continuidad de la comunidad, merece el sacrificio completo de todas las "libertades individuales" (sí, ví Antz y la disfruté como loco). Pero no puedo dejar de pensar en lo absurdo que es querer restringir libertades a costa de "la comunidad".
Cada vez somos más y cada vez más de nosotros, proporcionalmente, están mejor. Ahora, hace 35 años, nos empezamos a preocupar por la "sustentabilidad" de esa mejoría. Partiendo de la idea de que los políticos miran horizontes de 4 ó 6 años y que los empresarios tienden a mirar un poco más lejos (los empresarios sí, los CEO's, por el contrario, miran solo trimestres), el club buscó patrocinio principalmente del sector empresarial.
Fallaron miserablemente, y no es de sorprenderse, puesto que los empresarios sólo invierten en aquello que les pueda redituar utilidad. Pero el mensaje ha ido permeando cada vez más y ahora, me consta, los niños tienen una mucho mayor "bioética" de la que yo tuve a su edad. Incluso algunas empresas dedican una porción importante de recursos a desarrollar una conciencia ambiental.
Vía un amigo de un trabajo conocí el concepto de "Contabilidad Ecológica". Fue tesis de su maestría y sus sinodales lo veían con cara de plato cuando propuso el tema. Cuando me lo contó me boté de la risa (mi percepción de la profesión de los contadores es, debo reconocerlo, patéticamente prejuiciada) pero de inmediato, con una mínima explicación, le encontré la lógica: los recursos naturales deben estar reflejados en los estados financieros. Si queremos hacer una medición justa de las ganancias de una empresa, se debe medir qué costo tiene el uso de esos recursos. No como materias primas sino en términos de su "renovabilidad".
Contamos como civilización con las herramientas para hacer esas mediciones. La idea romántica de "todos para uno" del hormiguero no se puede aplicar a la libertad humana. Pero sí se puede medir el impacto que tiene ejercer ciertas libertades mal empleadas (tirar basura, contaminar) y por lo tanto, castigar su responsabilidad.
Después de todo, como siempre, hay una forma y una oportunidad para entendernos los fanáticos de liberalismo decimonónico y los "flower new era rethoric".