El post de logovo (que a su vez gankeó de arquiloren) y el comentario de Julio Sueco ahí mismo evocando un diálogo en Kill Bill II que seguramente Tarantino imaginó en uno de sus más locos debrayes me confirman que tengo que escupir las notas que no dejan de volar por mi cerebro, los compases del "Sú-permán".
No quería hacerlo por varias razones: Uno, demasiada melcocha, el tipo me inspira por su tragedia personal, de haber encarnado al indestructible super héroe pasó al más frágil y más activo de los humanos. Ok, genial lección de vida, pero demasiada melcocha. No es mi ánimo actual el exhaltar como se debe (o sea, sin melcocha) todos esos logros. Dos, demasiado oportunismo, la muerte siempre es el pretexto ideal para recordar a alguien, me fastidia a mí mismo que los pinches sucesos ocurran antes de que yo pueda elogiarlos. Mi deuda con el Supermán cinematográfico es infinita y siento que es peor tratar de pagarla ahora que dentro de un año, cuando a todo mundo se le haya olvidado, o hace un año, cuando no muchos lo tenían presente.
Pero el hecho es tan abrumador que se me impone, en forma de música que tortura mi cabeza, la fanfarria inicial, el tema de amor con Louise Lane, toda la música que me hizo soñar de niño, sentir en sueños la dificultad de la ingravidez, el despojarse del peso, la necesidad de volar. Y luego, al final, la posibilidad de, volando, cambiar el pasado.
Desde que salió la serie cinematográfica de Batman sentí una humillación casi personal. Esas malditas películas eran mil veces mejores que las de mi ídolo, pero no me gustaban. Nunca supe porqué. Yo ví Superman I seis veces en el cine y tuvieron que pasar 20 años para romper esa marca (Contact, de Robert Zemeckis, mi absoluto no. 1 con ocho boletos míos de cine pagados, mas la gente a la que obligué a acompañarme). Me sabía naco prefiriendo al pueril y típico Superman que al oscuro y sofisticado murciélago. Mi hermanita (casi hija) Guadalupe creció aprendiéndose de memoria una versión doblada con "español de España" de Supermán II. Terence Stamp fue el primer actor NO principal del cual me aprendí el nombre. Conocí a Gene Hackman durante muchos años como "Lex Luthor, el de supermán".
La fama de Christopher Reeve a raíz de su accidente siempre me sorprendió. No pensé que el mundo compartiera mis gustos tan nacos. Resulta que el tipo sí encarnó un ideal en mucha gente. Fue el primer galán que les gustó a mis dos generaciones, a mi madre y a mis hermanas. Resulta que todos queríamos ser superman. Gracias Reeve por darnos ese personaje con tantos poderes humanos.