lunes, octubre 11, 2004

De compras

El "tianguis" (mercado sobre ruedas, puestos portátiles) de casa de mi mamá debe tener por lo menos 25 años. Ya suena a mucho tiempo y eso me espanta. Nosotros llegamos a Bosques de Aragón hace justos 23 años y ya existía el tianguis de La Impulsora (colonia vecina de Bosques) aunque era una larvita comparada con los 2 kilómetros continuos de puestos que ahora abarcan (ahogan) toda la colonia "Impulsora Popular Avícola".

Desde que lo descubrimos campechanéabamos nuestras compras en él y en la Comer de Aragón (otro añejo lugar de compras del nororiente del DF). Como yo era el hombrecito de la familia, me tocaba mi único ejercicio semanal cargando las pesadas bolsas que mi madre compraba para atiborrar la panza en desarrollo de tres preadolescentes. Los productos que ahí comprábamos solían ser las frutas y verduras, los quesos y derivados lácteos (excepto el yogurt) y algunos, no todos, los cárnicos de consumo semanal. El domingo era, pues, día destinado a las compras. Y al panbol, que, mientras vivió con nosotros, mi padre siguió los domingos religiosamente.

En la rutina dominguera ví crecer mis rumbos. De niño podía yo, con mi bicla, alcanzar las orillas de la ciudad. Ahora podría con el coche, después de varias vueltas y mucha gasolina consumida. En la bicla no llego ni a la esquina. El tianguis creció durante estos años de proveedor de víveres básicos a verdadero "Outlet Mall" con tantas mercancías como cualquier lugar de compras de San Antonio o Houston. Todo, por supuesto, rigurosamente pirata.

Desde que la furia de la nostalgia decidió cebarse con la generación X vía estaciones de radio que programan "Caribean Queen" cuatro veces al día como si fuera el hit del momento, el "reprise" ha conocido todas las formas posibles de explotación. Mi hermana Laura, consumista empedernida de cuanta frusilería cueste menos de 10 pesos y se le ponga enfrente, ha decidido re-evocar esa ya lejana juventud adolescente comprando compilaciones de "videos" ochenteros (de alguna forma hay que llamarles) y que en un mismo VCD (sí!!, VCD's!!!) pueden incluir a Twisted Sister y a Pink Floyd (tan similares en su rebeldía ellos). De entre todas las cosas que se me ocurriría comprar con 10 (ó 20) pesos, esas compilaciones están entre mi "Bottom 3".

Y sin embargo llevo tres fines de semana disfrutándolos bastante. Bueno que no me apena ser contradictorio.