martes, noviembre 04, 2003

Segregación

Me toca mirarme el ombligo, según Borjamari. Empecé mi blog jugando con la idea de escribir un poco todos los días puesto que siempre me ha gustado hacerlo, pero lo había hecho de la manera más desordenada. Lo sigo haciendo. Caí rápidamente en el estereotipo de mi vida actual: Papá profesional. Mis pasiones pueriles también me han condenado: panbolero. No lo digo por el comentario de el-brayan al post anterior sino por el comentario que me gané por opinar en el blog de Asakhira y hasta esto debo aclarar, puesto que también, algunos lo habrán notado, tuve un pequeño disenso con el portero. Por un comentario igual de bobo. Bobo, que no idiota. Malas maneras. Eso creo que es lo que ocasiona esos disgustos a primera vista poco explicables en cuanto a reacción. No sabe uno que lo que dice tiene mil interpretaciones distintas y la interactividad del medio ayuda a medirlo. Afortunadamente no soy culturoso sino observador de reacciones sociales, luego entonces, no me preocupa lo que de mí se diga, sino lo que lo origina.

Como sea, la política es un arte que admiro cuando se ejerce bien. "Limpiarse el culo con seda" según el Merovingio (sí, no me canso de citarlo al güey). El gobernador del estado mexicano de Hidalgo, Manuel Ángel Núñez Soto, defendió en el noticiero de hoy en la mañana una campaña que está haciendo su partido, el PRI, para "refundarse" según los deseos de la militancia. "No queremos entrar con dogmas o ideas prefijadas" "Nuestro compromiso con el ideario de la Revolución (cuál) sigue vigente" y demás frases por el estilo. Diseccionado el discurso, citado de repente fuera de contexto, seguro repercutirá en el ambiente grilleril mexicano. Sin embargo, en su conjunto, como pieza periodística, fue bastante convincente, porque se dejó ver el sentimiento subyacente: Queremos el poder, queremos volver al poder, estamos muy cerca de volver al poder ¿cómo quieren que lo ejerzamos?. Citando de nuevo Matrix, es en realidad una fantasía, o a lo más, una falsa ilusión. Y de ésas es de las que se alimenta el colectivo, de falsas ilusiones.

Ahí viene entonces el cómo segregamos. De ordinario he creído que ese ejercicio lo provoca uno mismo. Los complejos, los problemas de autoestima. Me ha tocado ver con los niños cómo los que tienen adecuadamente reforzada su autoestima tienden muchísimo menos a la auto-segregación. Y cómo son menos vulnerables a las opiniones (frecuentemente hirientes) de los demás. Tenemos la piel muy suavecita, se puede resumir. Y esa no es una condición permanente sino circunstancial. El éxito de Edith y mío como pareja en convivencia ha sido en parte eso: entender el momento en el que estamos y aceptar las altas y las bajas en autoestima. Partiendo de la base, normalmente absoluta, de que nos amamos por lo que somos y no por el humor del que estamos. No es receta, a nosotros nos ha funcionado porque no nos gusta la sangre. El sadomasoquismo sentimental es una práctica muy común y que también, a cierto tipo de gente, le ayuda bastante a mantener bien su relación. Sólo comparto (de eso se trata esto) nuestra luchita personal.