miércoles, septiembre 14, 2005

Sin tiempo

Apenas encuentro un espacio para mí. Pude haber llegado temprano hoy al hotel, avanzado con el trabajo y pensar bien sobre lo que quería escribir en el blog después de cuatro días de abandono pero perdí la llave del auto que renté y tuve que hacer un trámite largo para reportarla, pedir un auto nuevo, recogerlo y un largo etcétera.

DFW me gustó más de lo que me imaginé pero por supuesto que no me gusta nadita. Arizona es peor, en efecto, y Phoenix me parece la ciudad más desangelada del mundo. Todas las ciudades que he podido visitar en USA tienen algún lugar por el que mi cultura pop (si a eso se le puede llamar cultura, ya ven que hay un largo debate al respecto) siente alguna reverencia. En Phoenx fue el estadio Sun Devil(que está en Tempe pero, al igual que acá, esas son ciudades gemelas) donde se grabó una buena parte de Rattle & Hum. Pues bien, aquí en Dallas me tocaron dos lugares así de kitsh: El Texas Stadium que me sorprendió por su tamaño (pocas veces veo estadios del tamaño de mi adorado Azteca, este es uno de esos) que me trajo remembranzas de mi época que vaquerito seguidor (afición de dejé en la pubertad).

El otro lugar es igual de kitsh pero pretencioso: Elm St., en downtown Dallas. El lugar donde mataron a Kennedy. Fuck!, qué impresión me dio el estar ahí. Durante años me había dedicado a memorizar largos fragmentos de la visión de Oliver Stone al respecto pero al transitar por ahí a 25 Km/h y mirar la gente que toma fotos al sitio, pasar por encima de la "x" que señala el lugar, y un largo etcétera, a un "political geek" como yo se le pone la carne de gallina (seguro así me pasará cuando mi carnal Chango100 me lleve a conocer Lomas Taurinas). Dallas es un pueblito pequeñito y a su "downtown" se le da la vuelta en cuatro minutitos (al igual que Atlanta, Boston, San Francisco, Phoenix, Filadelfia, Miami y, supongo, todas excepto Chicago, LA y NYC). En fin, Dallas es mi décima ciudad grande que visito en el pais de las hamburguesas y aunque esperaba grandes disgustos, me ha sorprendido gratamente.

Los texanos son igual de pueblerinos y obtusos que los "arizonenses" (qué tal con la palabreja que me saqué de la manga!?) pero hay un sentido de "grandeur" o algo así, que me cuesta trabajo definir en una sola palabra. Ellos presumen de ser el estado territorialmente más grande de USA y eso se ha permeado en su sociedad, en la forma en la que construyen, trabajan y comunican. Su "rancherismo" es su valor más importante y lo que más les gusta presumir, aunque su economía está bastante balanceada en servicios e industria.

Como mis otras visitas, esta apenas se hizo sin tiempo para nada, ni paseos ni sightseeing ni revisar la cartelera local. Todo a mil por hora. Pero doy gracias de haberme encontrado esta ventanita para, por lo menos, hacerle saber al mundo que vamos de bajada y, por lo mismo, acelerando el tiempo que, además, no existe.