De algún modo extraño, orgánico quizá, Edith me enseñó que la mejor forma de empezar a contestar una pregunta de Jimena, desde que empezó Jime a hacer preguntas, era con otra pregunta: "¿Tú porqué crees?". Al observar, aprender y repetir, se nos hizo hábito tratar así todas las preguntas de los niños a nuestro alrededor. Yo siempre he creído que es la mejor forma de abordar las dudas de los niños pero este post (de uno de mis top 5 blog favoritos, cuando postea) sumado a mi propia experiencia con mis sobrinos, me produce cierta desesperanza.
Edith tiene vocación de maestra y desde niña destacó en su barrio (pueblo, colonia) por su capacidad para explicar lo más dificil de la forma más sencilla. Tener una "maestra" así, combinada con mamá, ha hecho que Jimena no sólo no tenga miedo de preguntar nada sino que es descaradamente preguntona. Yo he ido aprendiendo a tratar esa curiosidad infinita. Al principio me costaba trabajo porque ni remotamente puedo competir con Edith en poner en palabras sencillas conceptos complejos. Yo soy muy enredado y divago por medio universo antes de llegar al punto donde quiero llegar, y, típico, llego tan cansado que ya ni sé cuál era el famoso punto.
Pero descubrí que el viaje, ese estilo de "viajar" para dar una respuesta, era tan atractivo para Jimena como las respuestas poderosas y sencillas de Edith. La curiosidad no tiene límites ni ha muerto Miguel. Lo que sí es tristemente cierto es que el hábito, la costumbre, el gen de la curiosidad en los niños es muy fácil de "adormecer". Mis sobrinos, con los que tengo buena relación física y emocional (son pequeños, de dos, tres y cuatro años) no sólo no son curiosos sino que "rechazan" la plática, el cuestionamiento. No siempre, no todo el tiempo y por supuesto que surgen chispazos de la curiosidad, que es como "física". Pero a la hora de tratar de interactuar con ellos un poco más, las otras costumbres brincan, y no son muy receptivos a diferentes formas de tratar con su curiosidad.
Edith puede casi siempre sacarles plática y explicarles cosas. Si logra sumergirlos en un ambiente "propicio" claro que puede despertar esa curiosidad dormida. Pero no debería ser necesario un talento especial (como el de Edith) ni un ambiente especial para lograr eso. Es triste que la gente no se haga preguntas, pero es mucho más triste que los niños no hagan preguntas. Los adultos tienen, en teoría, la capacidad de elección, hacerlas o no (condicionados por su formación, cierto), pero los niños deberían ser premiados por sus preguntas (aún las que parecen chistes, bromas, absurdos) y no, como son, reprimidos.
miércoles, septiembre 28, 2005
martes, septiembre 27, 2005
Tomar partido
Un muy buen nuevo amigo me dijo ayer que es necesario tomar partido entre los únicos dos que, al parecer, tienen posibilidades de ganar la Presidencia de México el proximo año: Andrés Manuel (ahora se usa mucho que en pláticas serias se le diga por su nombre, como si no diciendo su apodo se conjurara su poder) y Roberto Madrazo (Montiel who?).
Con la sorpresa que ha resultado ser Felipillo mis esperanzas han crecido considerablemente para no tener que verme en esa decisión de la que, en realidad, no es fácil (no sería fácil) zafarse si se presentara.
Elegir entre dos opciones muy malas es el escenario más negro que México ha tenido en mucho tiempo, quizá desde 1976 donde, de plano, no hubo de dónde elegir y el único candidato a la Presidencia fue José López Portillo. Si en mayo de 2000 me hubieran hecho una sinopsis (que por corta que fuera hubiera durado días) de todos los errores que Fox iba a cometer en su Presidencia yo de todos modos hubiera votado por él. No estoy arrepentido de mi voto aunque no puedo decir que el actual presidente tiene mi apoyo. Era necesario sacar al PRI de Los Pinos.
Daniel Salinas dice que ha decidido su voto a favor de cualquier candidato (más probablemente AMLO) que compita con Madrazo porque es necesario evitar el regreso del PRI al gobierno. Él habla desde su propia experiencia porque no ha "sufrido" al Peje en carne propia (y claro, está sufriendo la corrupción demencial que el peor PRI acostumbra). Pero AMLO no baila mal las calmadas, el deterioro de la ciudad está muy bien maquillado por las obras bonitas (Reforma y el Centro Histórico están más bonitos que nunca y eso no es poco) pero para los que vivimos la ciudad y la conocemos, el deterioro es patente y muy sintomático en el Metro, servicio público que fue orgullo nacional (y verdaderamente democrático, por el alcance de su uso) pero que representa una apuesta a largo plazo (la inversión en nuevas líneas y el mantenimiento de las actuales, en una ciudad con el suelo que tiene el DF, es costosísimo). Y el largo plazo es algo que no se les da a los políticos. El Metro requiere que las tarifas suban para poder mantenerse y expanderse y se le dejó morir los últimos 8 años de administración perredista. Ahora desplaza a millón y medio de personas diarias menos de las que desplazaba hace 8 años y lo hace con más incidencia delictiva, menos eficiencia, más lentamente y con mayores interrupciones.
A mí me gusta la empresa, la vida de la iniciativa privada, porque mide las cosas. Y las mediciones, si bien siempre son manipulables, son más objetivas que las encuestas que miden la felicidad de los habitantes. A falta de pan, tortillas. Un Gobierno que pudiera dar información sobre lo que ahora gastan en transporte ese millón y medio de personas que ya no se transportan en metro. Que diera información del costo que tiene para la ciudad cada viaje-hombre por cada uno de los medios de transporte. Que, informando, recomendara a sus habitantes las mejores opciones de transporte según sus necesidades de tiempo y costo. Que ocupara los pagos de tenencias vehiculares para bacheo y pavimentación. Que no sacara dinero de una caja para subsidiar otra. Que apostara a largo plazo, que nos hiciera partícipes de la viabilidad de nuestra ciudad a largo plazo.
La campaña de Madrazo es "para que las cosas se hagan" o algo así. El escándalo político de la semana (hay que competir con "Bailando por un sueño") fue la entrevista de Salinas en Televisa. Ver a Salinas ser entrevistado y no contestar nada sino decir lo que el tipo quería decir, lejos de maravillarme, me pareció un patético viaje al pasado, a un México que ya no quiero que regrese. A un México donde sólo el gobernante sabe lo que es bueno para nosotros (y que en realidad no lo sabe). Pero, oh paradoja!, AMLO es exactamente igual en las entrevistas. Contesta lo que quiere contestar, y dice lo que quiere decir. El interlocutor, sus preguntas, las preguntas de todos nosotros, no importan. Si ese es el precio de que "las cosas se hagan" yo creo que algo estamos planteando mal.
Ese mismo amigo me dice que uno, en lo personal, define los objetivos que tiene y que a partir de eso lucha por conseguirlos. El mismo que me dijo que me tendría que rendir ante la evidencia de los pésimos candidatos para el próximo año y tendría que escoger "al menos malo". No, no quiero escoger al menos malo. Soy solamente un voto, un sesenteavo de millonésimo de los posibles electores. No puedo ni quiero ser responsable entre elegir a un ladrón infinito que arrasaría con lo poco que queda del país (por ejemplo, sacar la "reforma energética" y malbaratar Pemex como malbarataron la banca) y un inepto (o miope) que piensa que regalando dinero es como vamos a conseguir que este país deje de ser subdesarrollado. Ninguno de los dos. Sencillamente, entre esas dos opciones, no quiero ninguna.
Pasar de largo, cruzar los brazos
Con la sorpresa que ha resultado ser Felipillo mis esperanzas han crecido considerablemente para no tener que verme en esa decisión de la que, en realidad, no es fácil (no sería fácil) zafarse si se presentara.
Elegir entre dos opciones muy malas es el escenario más negro que México ha tenido en mucho tiempo, quizá desde 1976 donde, de plano, no hubo de dónde elegir y el único candidato a la Presidencia fue José López Portillo. Si en mayo de 2000 me hubieran hecho una sinopsis (que por corta que fuera hubiera durado días) de todos los errores que Fox iba a cometer en su Presidencia yo de todos modos hubiera votado por él. No estoy arrepentido de mi voto aunque no puedo decir que el actual presidente tiene mi apoyo. Era necesario sacar al PRI de Los Pinos.
Daniel Salinas dice que ha decidido su voto a favor de cualquier candidato (más probablemente AMLO) que compita con Madrazo porque es necesario evitar el regreso del PRI al gobierno. Él habla desde su propia experiencia porque no ha "sufrido" al Peje en carne propia (y claro, está sufriendo la corrupción demencial que el peor PRI acostumbra). Pero AMLO no baila mal las calmadas, el deterioro de la ciudad está muy bien maquillado por las obras bonitas (Reforma y el Centro Histórico están más bonitos que nunca y eso no es poco) pero para los que vivimos la ciudad y la conocemos, el deterioro es patente y muy sintomático en el Metro, servicio público que fue orgullo nacional (y verdaderamente democrático, por el alcance de su uso) pero que representa una apuesta a largo plazo (la inversión en nuevas líneas y el mantenimiento de las actuales, en una ciudad con el suelo que tiene el DF, es costosísimo). Y el largo plazo es algo que no se les da a los políticos. El Metro requiere que las tarifas suban para poder mantenerse y expanderse y se le dejó morir los últimos 8 años de administración perredista. Ahora desplaza a millón y medio de personas diarias menos de las que desplazaba hace 8 años y lo hace con más incidencia delictiva, menos eficiencia, más lentamente y con mayores interrupciones.
A mí me gusta la empresa, la vida de la iniciativa privada, porque mide las cosas. Y las mediciones, si bien siempre son manipulables, son más objetivas que las encuestas que miden la felicidad de los habitantes. A falta de pan, tortillas. Un Gobierno que pudiera dar información sobre lo que ahora gastan en transporte ese millón y medio de personas que ya no se transportan en metro. Que diera información del costo que tiene para la ciudad cada viaje-hombre por cada uno de los medios de transporte. Que, informando, recomendara a sus habitantes las mejores opciones de transporte según sus necesidades de tiempo y costo. Que ocupara los pagos de tenencias vehiculares para bacheo y pavimentación. Que no sacara dinero de una caja para subsidiar otra. Que apostara a largo plazo, que nos hiciera partícipes de la viabilidad de nuestra ciudad a largo plazo.
La campaña de Madrazo es "para que las cosas se hagan" o algo así. El escándalo político de la semana (hay que competir con "Bailando por un sueño") fue la entrevista de Salinas en Televisa. Ver a Salinas ser entrevistado y no contestar nada sino decir lo que el tipo quería decir, lejos de maravillarme, me pareció un patético viaje al pasado, a un México que ya no quiero que regrese. A un México donde sólo el gobernante sabe lo que es bueno para nosotros (y que en realidad no lo sabe). Pero, oh paradoja!, AMLO es exactamente igual en las entrevistas. Contesta lo que quiere contestar, y dice lo que quiere decir. El interlocutor, sus preguntas, las preguntas de todos nosotros, no importan. Si ese es el precio de que "las cosas se hagan" yo creo que algo estamos planteando mal.
Ese mismo amigo me dice que uno, en lo personal, define los objetivos que tiene y que a partir de eso lucha por conseguirlos. El mismo que me dijo que me tendría que rendir ante la evidencia de los pésimos candidatos para el próximo año y tendría que escoger "al menos malo". No, no quiero escoger al menos malo. Soy solamente un voto, un sesenteavo de millonésimo de los posibles electores. No puedo ni quiero ser responsable entre elegir a un ladrón infinito que arrasaría con lo poco que queda del país (por ejemplo, sacar la "reforma energética" y malbaratar Pemex como malbarataron la banca) y un inepto (o miope) que piensa que regalando dinero es como vamos a conseguir que este país deje de ser subdesarrollado. Ninguno de los dos. Sencillamente, entre esas dos opciones, no quiero ninguna.
Pasar de largo, cruzar los brazos
viernes, septiembre 23, 2005
731
El sentimiento del miedo es anterior a la conciencia. Mi mamá me recomendó hablar con Jimena, ayudarala a que venza sus miedos más temprano, más pronto, "antes en la vida" de lo que yo lo hice. Espejismos, fractales, caleidoscopios.
Estamos embarazados. Lo supimos hace dos semanas y ahora ya podemos publicarlo. Teníamos miedo, no lo planeamos. Tenemos miedo. Bebé (sin género, so far) nacerá por el 15 de mayo, ya reportaré detalles.
Y siempre, en esos ciclos, en esos eternos retornos, el amor nos aplasta, primero a los dos, a Edith y a mí y ahora a los tres, inclyendo a Jimena, a quien la noticia la emocionó mucho más de lo que nos imaginamos. A veces, pocas, siento que no podré conocerla bien, así de grande, de enorme me parece mi hija.
Hace dos años que empecé este rincón, esto que llamé "la internet interpretada por mí". Narrar mi vida bloguera me apasiona y me apena. Las páginas, las palabras, la pequeña historia está toda ahí. Los afectos, amigos, cariños y gustos (poquísimos disgustos) también están todos aquí, a lo largo de más de 450 posts. La frase esa de "tanta tinta vertida" me parece tan lejana pero definitivamente me es cara, me gusta lo que simboliza, quisiera pensar en una que lo diga mejor. Los bytes, los caracteres, las teclas, las barras de desplazamiento, las súbitas "ideas para post" tan virtuales, efímeras, "weightless" como los propios posts.
"El leve Pedro" era un cuentito sobre un señor, un campesino sin peso en uno de los libros de lecturas de la primaria. Me gusta acordarme de esas cosas con Edith; me la imagino niña, con carita triste y pecosa, bonita siempre. Yo llevaba un libro de lecturas por año. Jimena lleva siete este año y ya leyó uno. Está preocupada porque en la nueva escuela no puede platicar durante el día, sólo durante el recreo y eso la hace sentir que "no es ella misma". No me gusta tanto orden para ella. Pero menos orden solo en Montessori, de donde la sacamos por falta de referencias.
No hay lugar perfecto, no hay viejos sabios, no hay formas continuas a las que no les falle el suaje. No soy nihilista para nada. Pero por supuesto, no puedo negar la existencia de la nada.
Gracias tantas, muchas, a tantos, que por días o meses o años han pasado por aquí a leer. No tienen idea, de verdad, de la emoción que me da sentirme leído.
Estamos embarazados. Lo supimos hace dos semanas y ahora ya podemos publicarlo. Teníamos miedo, no lo planeamos. Tenemos miedo. Bebé (sin género, so far) nacerá por el 15 de mayo, ya reportaré detalles.
Y siempre, en esos ciclos, en esos eternos retornos, el amor nos aplasta, primero a los dos, a Edith y a mí y ahora a los tres, inclyendo a Jimena, a quien la noticia la emocionó mucho más de lo que nos imaginamos. A veces, pocas, siento que no podré conocerla bien, así de grande, de enorme me parece mi hija.
Hace dos años que empecé este rincón, esto que llamé "la internet interpretada por mí". Narrar mi vida bloguera me apasiona y me apena. Las páginas, las palabras, la pequeña historia está toda ahí. Los afectos, amigos, cariños y gustos (poquísimos disgustos) también están todos aquí, a lo largo de más de 450 posts. La frase esa de "tanta tinta vertida" me parece tan lejana pero definitivamente me es cara, me gusta lo que simboliza, quisiera pensar en una que lo diga mejor. Los bytes, los caracteres, las teclas, las barras de desplazamiento, las súbitas "ideas para post" tan virtuales, efímeras, "weightless" como los propios posts.
"El leve Pedro" era un cuentito sobre un señor, un campesino sin peso en uno de los libros de lecturas de la primaria. Me gusta acordarme de esas cosas con Edith; me la imagino niña, con carita triste y pecosa, bonita siempre. Yo llevaba un libro de lecturas por año. Jimena lleva siete este año y ya leyó uno. Está preocupada porque en la nueva escuela no puede platicar durante el día, sólo durante el recreo y eso la hace sentir que "no es ella misma". No me gusta tanto orden para ella. Pero menos orden solo en Montessori, de donde la sacamos por falta de referencias.
No hay lugar perfecto, no hay viejos sabios, no hay formas continuas a las que no les falle el suaje. No soy nihilista para nada. Pero por supuesto, no puedo negar la existencia de la nada.
Gracias tantas, muchas, a tantos, que por días o meses o años han pasado por aquí a leer. No tienen idea, de verdad, de la emoción que me da sentirme leído.
jueves, septiembre 22, 2005
Movimiento
En la celebración de los 10 años de Amazon.com publicaron un top 10 (o top 25?) de cada una de las categorías de los productos y autores más vendedores. No me sorprendió el primer lugar en libros (JK Rowling), pero sí el segundo.
¿Quién se ha llevado mi queso? es lo que todo mundo diría "libros de superación personal". En una fábula bastante babosa explican la resistencia al cambio que tiene la mayoría de la gente. En negocios esa tendencia de "management" creció de manera muy importante durante los 90's, cuando se decía que el cambio era la única constante. Lo que el librito no decia era que el cambio es permanente, que todo mundo lo ha sufrido y todo el mundo lo ha rechazado, durante todos los tiempos, y que es uno de los motores de la civilización entendida "occidentalmente" (de forma opuesta al oriental, enfocado en la preeminencia y la inmovilidad).
Cuando lo leí tuve la oportunidad de compartirlo con Jimena, que tenía menos de dos años y a ella la fábula de ratones y quesos le vino bastante bien. Desde ese momento tomó una nueva conciencia de sus miedos y aprendió a aceptarlos y vivir con ellos. De algunos, no de todos, pero fue muy interesante observar como esos pequeños "memes" se insertaban en lo profundo de su ser. Su naturaleza es de preocupación, responsabilidad, entendimiento y el cambio lo que provoca es que esas bases no parezcan sólidas si se basan en posesiones y apegos.
Cada paso que damos, el movimiento en sí mismo, su naturaleza, implica un riesgo de cambio. Todo movimiento genera probabilidad y toda probabilidad tiene una (o varias, muchas) escalas de medición.
El análisis del riesgo que se corre ante el cambio suele llamarse miedo
¿Quién se ha llevado mi queso? es lo que todo mundo diría "libros de superación personal". En una fábula bastante babosa explican la resistencia al cambio que tiene la mayoría de la gente. En negocios esa tendencia de "management" creció de manera muy importante durante los 90's, cuando se decía que el cambio era la única constante. Lo que el librito no decia era que el cambio es permanente, que todo mundo lo ha sufrido y todo el mundo lo ha rechazado, durante todos los tiempos, y que es uno de los motores de la civilización entendida "occidentalmente" (de forma opuesta al oriental, enfocado en la preeminencia y la inmovilidad).
Cuando lo leí tuve la oportunidad de compartirlo con Jimena, que tenía menos de dos años y a ella la fábula de ratones y quesos le vino bastante bien. Desde ese momento tomó una nueva conciencia de sus miedos y aprendió a aceptarlos y vivir con ellos. De algunos, no de todos, pero fue muy interesante observar como esos pequeños "memes" se insertaban en lo profundo de su ser. Su naturaleza es de preocupación, responsabilidad, entendimiento y el cambio lo que provoca es que esas bases no parezcan sólidas si se basan en posesiones y apegos.
Cada paso que damos, el movimiento en sí mismo, su naturaleza, implica un riesgo de cambio. Todo movimiento genera probabilidad y toda probabilidad tiene una (o varias, muchas) escalas de medición.
El análisis del riesgo que se corre ante el cambio suele llamarse miedo
miércoles, septiembre 21, 2005
Against all odds
En Av. Cuauhtémoc esquina con Municipio Libre, casi diario, de seis a nueve de la tarde/noche, un tipo en silla de ruedas se pone a pedir dinero con su familia (dos hijos, de unos 10 y 7 años). El "alto" dura unos 30 ó 40 segundos, 15 de los cuales el tipo hace un intento de malabarismo con dos naranjas y los demás los dedica a recorrer los carriles para pedir limosna.
A veces pone un letrero que dice "necesito alimentar a mi familia" y no hace el juego con las naranjas. Ese crucero, sobre Av. Cuauhtémoc, tiene la particularidad que el carril de extrema izquierda está casi siempre libre y los que somos muy salvajes para manejar lo tomamos para rebasar a todos los demás. Es una maniobra algo loca puesto que por lo regular, atravesando la calle hay camiones estacionados sobre la avenida (que se supone que es eje vial, pero como tiene siete carriles no se afecta tanto a esa altura) y hay que acelerar bastante de arranque para lograr el rebase. De cualquier forma, yo sólo necesito un carril puesto que en el sémaforo inmediato siguiente doy vuelta justamente a la izquierda.
Llevo viviendo en mi actual domicilio ya tres años y meses. El tipo se pone a trabajar en esa esquina desde que yo me acuerdo que paso por ahí. Ya me he llevado varios sustos porque, por lo general, se estaciona en el carril que yo uso para rebasar a contar su dinero o bien a organizarse para recorrer los carriles. No soy el único loco para manejar en México DF, de eso pueden estar seguros. Pero el tipo, que yo sepa, ha sobrevivido y no ha sufrido accidentes en tres años de trabajar en un crucero que es, de todas formas, peligroso.
Cualquier compañía de seguros que analice el riesgo al que el señor se expone en su trabajo (ellos así le llaman, no me vean feo) cobraría una prima de cobertura altísima, el riesgo es enorme. Y de todos modos el tipo trabaja, alimenta a su familia y, por lo que he visto, tiene una jornada de trabajo reducida. Su trabajo, aunque sin prestaciones sociales, parece ser suficiente, puesto que sigue ahí, trabajando en el crucero.
Y sigue vivo y no lo he atropellado yo ni ningún otro loco de Avenida Cuauhtémoc.
A veces pone un letrero que dice "necesito alimentar a mi familia" y no hace el juego con las naranjas. Ese crucero, sobre Av. Cuauhtémoc, tiene la particularidad que el carril de extrema izquierda está casi siempre libre y los que somos muy salvajes para manejar lo tomamos para rebasar a todos los demás. Es una maniobra algo loca puesto que por lo regular, atravesando la calle hay camiones estacionados sobre la avenida (que se supone que es eje vial, pero como tiene siete carriles no se afecta tanto a esa altura) y hay que acelerar bastante de arranque para lograr el rebase. De cualquier forma, yo sólo necesito un carril puesto que en el sémaforo inmediato siguiente doy vuelta justamente a la izquierda.
Llevo viviendo en mi actual domicilio ya tres años y meses. El tipo se pone a trabajar en esa esquina desde que yo me acuerdo que paso por ahí. Ya me he llevado varios sustos porque, por lo general, se estaciona en el carril que yo uso para rebasar a contar su dinero o bien a organizarse para recorrer los carriles. No soy el único loco para manejar en México DF, de eso pueden estar seguros. Pero el tipo, que yo sepa, ha sobrevivido y no ha sufrido accidentes en tres años de trabajar en un crucero que es, de todas formas, peligroso.
Cualquier compañía de seguros que analice el riesgo al que el señor se expone en su trabajo (ellos así le llaman, no me vean feo) cobraría una prima de cobertura altísima, el riesgo es enorme. Y de todos modos el tipo trabaja, alimenta a su familia y, por lo que he visto, tiene una jornada de trabajo reducida. Su trabajo, aunque sin prestaciones sociales, parece ser suficiente, puesto que sigue ahí, trabajando en el crucero.
Y sigue vivo y no lo he atropellado yo ni ningún otro loco de Avenida Cuauhtémoc.
martes, septiembre 20, 2005
Pagos a plazos
En Finanzas y en las instituciones financieras en general no existe un "Director de Crédito" como tal, encargado completamente de una unidad de negocios, sino, por lo regular, existe un "Director de Riesgo" a quien le competen las áreas de "otorgamiento de crédito" y "recuperación" (venta y cobranza, más fácil).
Los banqueros dicen que el "quid" de un banco es cobrar. Regalar dinero (otorgar crédito) lo hace cualquiera, el chiste es recuperar tanto el dinero prestado como los beneficios del préstamo (intereses y comisiones). Un buen banquero diría que el otorgamiento del crédito es clave en la recuperación puesto que, al prestar dinero, debe siempre evaluarse la capacidad y la probabilidad de recuperar el dinero prestado.
La combinación entre las probabilidades calculadas al otorgar el crédito y el comportamiento de los pagadores una vez otorgado el crédito es lo que se llama "riesgo" y es lo que constituye la base de toda la actividad bancaria. Las dos cosas, el repartir el dinero, y luego recuperarlo son, en general, la base del capitalismo.
Esto no es nuevo y ya lo sabían los comerciantes judíos holandeses del siglo XVI y XVII. Los métodos de recuperación de aquellos años incluían cotidianamente las espadas primero y las pistolas y los cañones después, por lo que los que usamos el crédito, herederos de las experiencias centenarias, sabemos que es mejor pagar de volada para evitar llegar a esas instancias, a las que los prestamistas les gusta llegar muy rápido.
La particularidad de México es, sin embargo, justo la contraria. Católicos fervientes, nos la vivimos pidiéndole a Dios que nos perdone nuestras deudas y con ese pretexto por lo regular no las pagamos. Frecuentemente se señala que la bancarización es un índice importante para medir el desarrollo económico y en México la bancarización es mínima, apenas un 30% de la población es usuaria de servicios bancarios.
Pero si nos vamos a analizar el crédito descubrimos que los índices son aún menores. El total de créditos comerciales otorgados por la banca en México no pasa del 20% del PIB (En España es de cerca del 90% y en USA de más del 110%) y de ese total, más del 50% es en el peor de todos los créditos: el crédito al consumo. Bajísimo crédito comercial (para empresas), bajo crédito a proyectos de infraestructura y bajo crédito para casas (hipotecario) a pesar del aparente boom que estamos viviendo por la política de vivienda de Fox, una de las pocas medianamente exitosas del sexenio.
La gente de financiamiento automotriz con la que hablo me dice que el mexicano prefiere comprar de contado sus autos y que por ello los servicios financieros no representan un gran porcentaje de los autos vendidos. No por lo menos como en otros paises.
México es, pues, un país de alto riesgo. El que decide prestar lo hace a tasas altísimas, porque la tasa es, en teoría, proporcional al riesgo. Cuando el que decide pedir prestado se da cuenta del robo del que es víctima menos paga porque sabe que lo están estafando, pero al no pagar contribuye a que el índice de riesgo siga alto y que por lo tanto los prestamistas tengan buen pretexto para seguir abusando.
El círculo vicioso lleva 30 años y no se ve que se rompa por ningún lado. Sin servicios financieros de calidad y accesibles el pais nomás no va a salir de donde está (sumido en el hoyo del subdesarrollo). Pero eso va junto con pegado con nuestra cultura de pagar. El dilema del huevo y la gallina parace rodear cada uno de los problemas de la agenda nacional.
Los idealistas sesentayocheros decían que el que detenta el poder tiene la obligación de ser más generoso. En este caso, los banqueros deberían de ser los primeros en tender la mano moderando sus tasas para promover más créditos y más pagos. Pero eso provocaría que ganaran el mismo dinero que ganan ahora (en utilidades) con mucho más trabajo (atendiendo más clientes) y eso va en contra de los principios de empresas medidas por trimestres que deben entregar resultados inmediatos (dar resultados a 10 años ya no parece interesarle a nadie). Sin duda los beneficios sólo se verían al pasar el tiempo, cuando la economía y el país crecieran y los 15 millones de nuevos clientes en lugar de deber 100 dólares deban 1,500. Pero insisto, eso solo pasaría a lo largo de 10 años y nadie podría "colgarse la medalla" de haber logrado ese crecimiento tanto en la institución como en el país.
¿Quién en México se preocupa genuinamente por nuestros hijos?
Los banqueros dicen que el "quid" de un banco es cobrar. Regalar dinero (otorgar crédito) lo hace cualquiera, el chiste es recuperar tanto el dinero prestado como los beneficios del préstamo (intereses y comisiones). Un buen banquero diría que el otorgamiento del crédito es clave en la recuperación puesto que, al prestar dinero, debe siempre evaluarse la capacidad y la probabilidad de recuperar el dinero prestado.
La combinación entre las probabilidades calculadas al otorgar el crédito y el comportamiento de los pagadores una vez otorgado el crédito es lo que se llama "riesgo" y es lo que constituye la base de toda la actividad bancaria. Las dos cosas, el repartir el dinero, y luego recuperarlo son, en general, la base del capitalismo.
Esto no es nuevo y ya lo sabían los comerciantes judíos holandeses del siglo XVI y XVII. Los métodos de recuperación de aquellos años incluían cotidianamente las espadas primero y las pistolas y los cañones después, por lo que los que usamos el crédito, herederos de las experiencias centenarias, sabemos que es mejor pagar de volada para evitar llegar a esas instancias, a las que los prestamistas les gusta llegar muy rápido.
La particularidad de México es, sin embargo, justo la contraria. Católicos fervientes, nos la vivimos pidiéndole a Dios que nos perdone nuestras deudas y con ese pretexto por lo regular no las pagamos. Frecuentemente se señala que la bancarización es un índice importante para medir el desarrollo económico y en México la bancarización es mínima, apenas un 30% de la población es usuaria de servicios bancarios.
Pero si nos vamos a analizar el crédito descubrimos que los índices son aún menores. El total de créditos comerciales otorgados por la banca en México no pasa del 20% del PIB (En España es de cerca del 90% y en USA de más del 110%) y de ese total, más del 50% es en el peor de todos los créditos: el crédito al consumo. Bajísimo crédito comercial (para empresas), bajo crédito a proyectos de infraestructura y bajo crédito para casas (hipotecario) a pesar del aparente boom que estamos viviendo por la política de vivienda de Fox, una de las pocas medianamente exitosas del sexenio.
La gente de financiamiento automotriz con la que hablo me dice que el mexicano prefiere comprar de contado sus autos y que por ello los servicios financieros no representan un gran porcentaje de los autos vendidos. No por lo menos como en otros paises.
México es, pues, un país de alto riesgo. El que decide prestar lo hace a tasas altísimas, porque la tasa es, en teoría, proporcional al riesgo. Cuando el que decide pedir prestado se da cuenta del robo del que es víctima menos paga porque sabe que lo están estafando, pero al no pagar contribuye a que el índice de riesgo siga alto y que por lo tanto los prestamistas tengan buen pretexto para seguir abusando.
El círculo vicioso lleva 30 años y no se ve que se rompa por ningún lado. Sin servicios financieros de calidad y accesibles el pais nomás no va a salir de donde está (sumido en el hoyo del subdesarrollo). Pero eso va junto con pegado con nuestra cultura de pagar. El dilema del huevo y la gallina parace rodear cada uno de los problemas de la agenda nacional.
Los idealistas sesentayocheros decían que el que detenta el poder tiene la obligación de ser más generoso. En este caso, los banqueros deberían de ser los primeros en tender la mano moderando sus tasas para promover más créditos y más pagos. Pero eso provocaría que ganaran el mismo dinero que ganan ahora (en utilidades) con mucho más trabajo (atendiendo más clientes) y eso va en contra de los principios de empresas medidas por trimestres que deben entregar resultados inmediatos (dar resultados a 10 años ya no parece interesarle a nadie). Sin duda los beneficios sólo se verían al pasar el tiempo, cuando la economía y el país crecieran y los 15 millones de nuevos clientes en lugar de deber 100 dólares deban 1,500. Pero insisto, eso solo pasaría a lo largo de 10 años y nadie podría "colgarse la medalla" de haber logrado ese crecimiento tanto en la institución como en el país.
¿Quién en México se preocupa genuinamente por nuestros hijos?
jueves, septiembre 15, 2005
San Salvador
A pesar de ser compañeros de blog-generación y de haber intercambiado cordiales links desde esa lejana bloginfancia, reconozco que me costó trabajo aficionarme al blog oficial de Salvador Leal.com. El primer hilo conductor fue que somos vecinos de barrio, aunque él vive en el extremo poniente del mismo y yo en el oriente (y el es originario y yo migrante y él es católico y yo ateo y el es galán y yo feo y él es joven y yo viejo y él es ITAM y yo UIA). En fin, podía parecer que somos, de alguna forma, parecidos: Clasemedieros wannabes algo agringados. Pero no, ni él ni yo somos eso, y, por supuesto, no solamente somos algo parecido a eso.
Su post sobre la forma en la que dejó la Congregación de los Santos Champús me confirmó lo que he venido aprendiendo el último año de lectura mucho más atenta de su blog: Salvador está creciendo, apenas, y será un tipo, algún día, con fuerte influencia en México. Tiene el ingrediente principal: Inocencia.
Salvador cree en el mundo y cree que el mundo es mejor y continuará siendo mejor. Cree que él trabaja para hacer un mundo mejor y que su trabajo rendirá frutos visibles, tangibles y, claro, disfrutables por él mismo. No es una inocencia desinformada, de la que se confunde con pendejez. Es una inocencia deliberada y descarada incluso, es la inocencia que dice, si supiera decir malas palabras: Pinche destino, por más culero que te veas, me la pelas, no existes.
Hasta en las formas se refleja esa inocencia. No encontrarán una frase como la anterior en su blog (no hay muchas en este tampoco, pero sí ha habido algunas). Salvador es un predicador y de los mejores, porque predica con el ejemplo. Marista hasta la médula, tiene la agringada certidumbre de que, si tiene un destino, sería un destino manifiesto que lo hará participar, y mucho, en México. Entiéndase, será famoso e influyente por su propia obra, por su propio trabajo y no por ser conocido o protegido de este u aquél.
Cierto, su estilo de bloguear ha sido dificil de digerir, es un tipo engreído, poco o nada tolerante a la intromisión en su vida (no ha sido nunca de tener muchos comentarios, ni de participar en blogfights más allá de la que, muy sutilmente, tuvieron él y Semidios en la 2a. temporada de Big Blogger por ver quién era el más carita) y también ñoño, como le encantó autodefinirse al principio de su blogvida. Si bien mucha gente piensa que su blog no era personal sino una construcción bloguera de la Marca Registrada Salvador Leal yo disiento por completo (incluso él piensa eso). A mí me parece que todos, en tal caso, somos una construcción alterna de nosotros mismos en los blogs. Lo único diferente en el caso de Salvador es que él registro su marca.
Y las marcas se registran solamente para una cosa: Para ganar dinero.
Desde aquí la familia Sámano Solís te desea el mayor de los éxitos en tus empresas futuras por las que dejas este genial vicio de bloguear y esperamos, desde ya, que el éxito te deje regresar a este tu, estoy seguro, hobbie -top 5- favorito.
Su post sobre la forma en la que dejó la Congregación de los Santos Champús me confirmó lo que he venido aprendiendo el último año de lectura mucho más atenta de su blog: Salvador está creciendo, apenas, y será un tipo, algún día, con fuerte influencia en México. Tiene el ingrediente principal: Inocencia.
Salvador cree en el mundo y cree que el mundo es mejor y continuará siendo mejor. Cree que él trabaja para hacer un mundo mejor y que su trabajo rendirá frutos visibles, tangibles y, claro, disfrutables por él mismo. No es una inocencia desinformada, de la que se confunde con pendejez. Es una inocencia deliberada y descarada incluso, es la inocencia que dice, si supiera decir malas palabras: Pinche destino, por más culero que te veas, me la pelas, no existes.
Hasta en las formas se refleja esa inocencia. No encontrarán una frase como la anterior en su blog (no hay muchas en este tampoco, pero sí ha habido algunas). Salvador es un predicador y de los mejores, porque predica con el ejemplo. Marista hasta la médula, tiene la agringada certidumbre de que, si tiene un destino, sería un destino manifiesto que lo hará participar, y mucho, en México. Entiéndase, será famoso e influyente por su propia obra, por su propio trabajo y no por ser conocido o protegido de este u aquél.
Cierto, su estilo de bloguear ha sido dificil de digerir, es un tipo engreído, poco o nada tolerante a la intromisión en su vida (no ha sido nunca de tener muchos comentarios, ni de participar en blogfights más allá de la que, muy sutilmente, tuvieron él y Semidios en la 2a. temporada de Big Blogger por ver quién era el más carita) y también ñoño, como le encantó autodefinirse al principio de su blogvida. Si bien mucha gente piensa que su blog no era personal sino una construcción bloguera de la Marca Registrada Salvador Leal yo disiento por completo (incluso él piensa eso). A mí me parece que todos, en tal caso, somos una construcción alterna de nosotros mismos en los blogs. Lo único diferente en el caso de Salvador es que él registro su marca.
Y las marcas se registran solamente para una cosa: Para ganar dinero.
Desde aquí la familia Sámano Solís te desea el mayor de los éxitos en tus empresas futuras por las que dejas este genial vicio de bloguear y esperamos, desde ya, que el éxito te deje regresar a este tu, estoy seguro, hobbie -top 5- favorito.
Globalización 0.345 y la contradicción estadounidense
Las quejas de los globalifóbicos no cesan: Todo el mundo está perdiendo identidad y la supremacía de los Estados Unidos (hegemonía?) saca ronchas por todos lados. Todo mundo reclama diversidad.
Desde el 99 que leí "El mundo y sus demonios" me di cuenta que la mentada globalización es solamente una capa comercial más y que las preocupaciones sociales de mi hasta entonces gran ídolo no eran las mías porque nuestras sociedades no eran, para nada, correspondientes. El espíritu de la sociedad, de la gente, está en otro lado, en sus domingos por la mañana.
Mi familia siempre ha sido de la costumbre de usar los domingos para descansar hasta muy avanzada la tarde. De niño y hasta avanzada la adolescencia la rutina era muy similar: un paseo cada seis u ocho semanas y los demás domingos ir de compras al tianguis para los víveres semanales y, durante una temporada de la infancia, sí que me llevaban a misa en la tarde, o al mediodía.
Después cambié la misa por el futbol, la NFL, la FIA, y un largo etcétera. Luego trabajaba como enajenado, domingos incluídos y luego vino Edith y domingos mañaneros, pláticas y TV y desayunos y brunches.
Pero mis domingos, lo reconozco, son atípicos. Mucha gente, quizá demasiada, dedica sus domingos a los servicios religiosos. Misas, sermones, labor en la iglesia. En un artículo que acabo de leer en New Yorker descubrí a un tipo que, ahora que googleo, es famosísimo, poderosísimo y muchos ísimos más y del que yo no tenía ni puta idea de su existencia (y me considero medianamente conocedor de lo que pasa en el mundo): el pastor Rick Warren.
Como sea, todos esos "ísimos" son sólo válidos en Estados Unidos. Una breve encuesta en mi lista de messenger me dice que ese wey, cuya influencia en el vecino país es enorme (el wey es el pastor de Rupert Murdoch, Peter Drucker y un largo etcétera de mogules) aquí no lo conocían varios de los más informados "mediajunkies" que conozco (y conozco varios). Un tipo que ha vendido 25 millones de copias de su librito no debería, creía yo, pasar tan desapercibido.
Pero lo ha pasado. Aquí en México, al hablar de religión, invariablemente invocamos a la Iglesia Católica y nuestra particular fauna jerárquica local (Onésimo Cepeda y Sandoval Íñiguez son dos especímenes ideales de caso de estudio de intolerancia religiosa y relación con los poderosos). Cada iglesia tiene bien controlado su territorio e incluso las iglesias evangélicas y bautistas mexicanas funcionan con gran independencia de las norteamericanas (casos especiales son, quizá, los mormones y los testigos de Jehová).
En el artículo comparan el activismo religioso de Warren con una guerrilla. Es un tipo que ha organizado sus servicios religiosos de forma "celular" (el artículo se llama "The Cellular Church" y no lo enlazo porque no lo encuentro) y se ha dedicado a preparar solamente a los líderes de sus células guerrillero-religiosas. Sus sermones son insustanciales en ideología cristiana, solamente guías pragmáticas para poder seguir llamándose cristiano. Y, sobre todo y principalmente, formar parte de un pedacito de la sociedad: su iglesia.
A propósito del drama social de Nueva Orleans, Time revivió una frase de Margaret Thatcher que yo no concía y que, en teoría, epitomiza el pensamiento republicano-conservador de finales del siglo XX: "There is no such thing as society, there is only individuals and family". Como se demuestra el la liga anotada, la idea no es tan fácil de destruir como parece a simple vista. Pero Time dijo, creo yo con razón, que era hora de dejar atrás la filosofía reaganthatcheriana y volver a colocar a la sociedad como parte fundamental de la vida del individuo. Y si eso se hará estimulando su relación con su necesidad espiritual, pues que así sea. Tengo la impresión de que el mundo es, todavía, suficientemente grande para que quepamos en él los religiosos y los ateos.
Us and them, diría el Floyd.
Desde el 99 que leí "El mundo y sus demonios" me di cuenta que la mentada globalización es solamente una capa comercial más y que las preocupaciones sociales de mi hasta entonces gran ídolo no eran las mías porque nuestras sociedades no eran, para nada, correspondientes. El espíritu de la sociedad, de la gente, está en otro lado, en sus domingos por la mañana.
Mi familia siempre ha sido de la costumbre de usar los domingos para descansar hasta muy avanzada la tarde. De niño y hasta avanzada la adolescencia la rutina era muy similar: un paseo cada seis u ocho semanas y los demás domingos ir de compras al tianguis para los víveres semanales y, durante una temporada de la infancia, sí que me llevaban a misa en la tarde, o al mediodía.
Después cambié la misa por el futbol, la NFL, la FIA, y un largo etcétera. Luego trabajaba como enajenado, domingos incluídos y luego vino Edith y domingos mañaneros, pláticas y TV y desayunos y brunches.
Pero mis domingos, lo reconozco, son atípicos. Mucha gente, quizá demasiada, dedica sus domingos a los servicios religiosos. Misas, sermones, labor en la iglesia. En un artículo que acabo de leer en New Yorker descubrí a un tipo que, ahora que googleo, es famosísimo, poderosísimo y muchos ísimos más y del que yo no tenía ni puta idea de su existencia (y me considero medianamente conocedor de lo que pasa en el mundo): el pastor Rick Warren.
Como sea, todos esos "ísimos" son sólo válidos en Estados Unidos. Una breve encuesta en mi lista de messenger me dice que ese wey, cuya influencia en el vecino país es enorme (el wey es el pastor de Rupert Murdoch, Peter Drucker y un largo etcétera de mogules) aquí no lo conocían varios de los más informados "mediajunkies" que conozco (y conozco varios). Un tipo que ha vendido 25 millones de copias de su librito no debería, creía yo, pasar tan desapercibido.
Pero lo ha pasado. Aquí en México, al hablar de religión, invariablemente invocamos a la Iglesia Católica y nuestra particular fauna jerárquica local (Onésimo Cepeda y Sandoval Íñiguez son dos especímenes ideales de caso de estudio de intolerancia religiosa y relación con los poderosos). Cada iglesia tiene bien controlado su territorio e incluso las iglesias evangélicas y bautistas mexicanas funcionan con gran independencia de las norteamericanas (casos especiales son, quizá, los mormones y los testigos de Jehová).
En el artículo comparan el activismo religioso de Warren con una guerrilla. Es un tipo que ha organizado sus servicios religiosos de forma "celular" (el artículo se llama "The Cellular Church" y no lo enlazo porque no lo encuentro) y se ha dedicado a preparar solamente a los líderes de sus células guerrillero-religiosas. Sus sermones son insustanciales en ideología cristiana, solamente guías pragmáticas para poder seguir llamándose cristiano. Y, sobre todo y principalmente, formar parte de un pedacito de la sociedad: su iglesia.
A propósito del drama social de Nueva Orleans, Time revivió una frase de Margaret Thatcher que yo no concía y que, en teoría, epitomiza el pensamiento republicano-conservador de finales del siglo XX: "There is no such thing as society, there is only individuals and family". Como se demuestra el la liga anotada, la idea no es tan fácil de destruir como parece a simple vista. Pero Time dijo, creo yo con razón, que era hora de dejar atrás la filosofía reaganthatcheriana y volver a colocar a la sociedad como parte fundamental de la vida del individuo. Y si eso se hará estimulando su relación con su necesidad espiritual, pues que así sea. Tengo la impresión de que el mundo es, todavía, suficientemente grande para que quepamos en él los religiosos y los ateos.
Us and them, diría el Floyd.
miércoles, septiembre 14, 2005
Sin tiempo
Apenas encuentro un espacio para mí. Pude haber llegado temprano hoy al hotel, avanzado con el trabajo y pensar bien sobre lo que quería escribir en el blog después de cuatro días de abandono pero perdí la llave del auto que renté y tuve que hacer un trámite largo para reportarla, pedir un auto nuevo, recogerlo y un largo etcétera.
DFW me gustó más de lo que me imaginé pero por supuesto que no me gusta nadita. Arizona es peor, en efecto, y Phoenix me parece la ciudad más desangelada del mundo. Todas las ciudades que he podido visitar en USA tienen algún lugar por el que mi cultura pop (si a eso se le puede llamar cultura, ya ven que hay un largo debate al respecto) siente alguna reverencia. En Phoenx fue el estadio Sun Devil(que está en Tempe pero, al igual que acá, esas son ciudades gemelas) donde se grabó una buena parte de Rattle & Hum. Pues bien, aquí en Dallas me tocaron dos lugares así de kitsh: El Texas Stadium que me sorprendió por su tamaño (pocas veces veo estadios del tamaño de mi adorado Azteca, este es uno de esos) que me trajo remembranzas de mi época que vaquerito seguidor (afición de dejé en la pubertad).
El otro lugar es igual de kitsh pero pretencioso: Elm St., en downtown Dallas. El lugar donde mataron a Kennedy. Fuck!, qué impresión me dio el estar ahí. Durante años me había dedicado a memorizar largos fragmentos de la visión de Oliver Stone al respecto pero al transitar por ahí a 25 Km/h y mirar la gente que toma fotos al sitio, pasar por encima de la "x" que señala el lugar, y un largo etcétera, a un "political geek" como yo se le pone la carne de gallina (seguro así me pasará cuando mi carnal Chango100 me lleve a conocer Lomas Taurinas). Dallas es un pueblito pequeñito y a su "downtown" se le da la vuelta en cuatro minutitos (al igual que Atlanta, Boston, San Francisco, Phoenix, Filadelfia, Miami y, supongo, todas excepto Chicago, LA y NYC). En fin, Dallas es mi décima ciudad grande que visito en el pais de las hamburguesas y aunque esperaba grandes disgustos, me ha sorprendido gratamente.
Los texanos son igual de pueblerinos y obtusos que los "arizonenses" (qué tal con la palabreja que me saqué de la manga!?) pero hay un sentido de "grandeur" o algo así, que me cuesta trabajo definir en una sola palabra. Ellos presumen de ser el estado territorialmente más grande de USA y eso se ha permeado en su sociedad, en la forma en la que construyen, trabajan y comunican. Su "rancherismo" es su valor más importante y lo que más les gusta presumir, aunque su economía está bastante balanceada en servicios e industria.
Como mis otras visitas, esta apenas se hizo sin tiempo para nada, ni paseos ni sightseeing ni revisar la cartelera local. Todo a mil por hora. Pero doy gracias de haberme encontrado esta ventanita para, por lo menos, hacerle saber al mundo que vamos de bajada y, por lo mismo, acelerando el tiempo que, además, no existe.
DFW me gustó más de lo que me imaginé pero por supuesto que no me gusta nadita. Arizona es peor, en efecto, y Phoenix me parece la ciudad más desangelada del mundo. Todas las ciudades que he podido visitar en USA tienen algún lugar por el que mi cultura pop (si a eso se le puede llamar cultura, ya ven que hay un largo debate al respecto) siente alguna reverencia. En Phoenx fue el estadio Sun Devil(que está en Tempe pero, al igual que acá, esas son ciudades gemelas) donde se grabó una buena parte de Rattle & Hum. Pues bien, aquí en Dallas me tocaron dos lugares así de kitsh: El Texas Stadium que me sorprendió por su tamaño (pocas veces veo estadios del tamaño de mi adorado Azteca, este es uno de esos) que me trajo remembranzas de mi época que vaquerito seguidor (afición de dejé en la pubertad).
El otro lugar es igual de kitsh pero pretencioso: Elm St., en downtown Dallas. El lugar donde mataron a Kennedy. Fuck!, qué impresión me dio el estar ahí. Durante años me había dedicado a memorizar largos fragmentos de la visión de Oliver Stone al respecto pero al transitar por ahí a 25 Km/h y mirar la gente que toma fotos al sitio, pasar por encima de la "x" que señala el lugar, y un largo etcétera, a un "political geek" como yo se le pone la carne de gallina (seguro así me pasará cuando mi carnal Chango100 me lleve a conocer Lomas Taurinas). Dallas es un pueblito pequeñito y a su "downtown" se le da la vuelta en cuatro minutitos (al igual que Atlanta, Boston, San Francisco, Phoenix, Filadelfia, Miami y, supongo, todas excepto Chicago, LA y NYC). En fin, Dallas es mi décima ciudad grande que visito en el pais de las hamburguesas y aunque esperaba grandes disgustos, me ha sorprendido gratamente.
Los texanos son igual de pueblerinos y obtusos que los "arizonenses" (qué tal con la palabreja que me saqué de la manga!?) pero hay un sentido de "grandeur" o algo así, que me cuesta trabajo definir en una sola palabra. Ellos presumen de ser el estado territorialmente más grande de USA y eso se ha permeado en su sociedad, en la forma en la que construyen, trabajan y comunican. Su "rancherismo" es su valor más importante y lo que más les gusta presumir, aunque su economía está bastante balanceada en servicios e industria.
Como mis otras visitas, esta apenas se hizo sin tiempo para nada, ni paseos ni sightseeing ni revisar la cartelera local. Todo a mil por hora. Pero doy gracias de haberme encontrado esta ventanita para, por lo menos, hacerle saber al mundo que vamos de bajada y, por lo mismo, acelerando el tiempo que, además, no existe.
viernes, septiembre 09, 2005
X-Men
De las películas joligudenses de corte "comic-scifi" es mi favorita. La 2 más que la 1, que también me gusta bastante.
El núcleo del cómic respectivo es la evolución. Los X-Men son resultado de una selección de élite sobre una nueva especie, los "mutantes", que aunque parecen humanos, tienen diferencias genéticas conocidas como "superpoderes".
A pesar de que todo me dice que tengo que evolucionar y cambiar, adaptarme y quizá mutar, no puedo terminar de aceptarlo. Casi todo mundo (excepto el medieval colega Daniel Salinas) está evolucionando su forma de postear a, Bruno Ruiz dixit, texto corto, contundente. Incluso Salinas ya lleva un par de posts breves, hecho inusitado en su estilo largo, de pergamino monacal (que yo disfruto bastante, don't get me wrong).
Las lecturas también tienen que evolucionar, descubrimientos recientes de blogs verdaderamente buenos que, de todos modos, no termino de aficionarme a ellos, envuelto en mi burbuja blogamniótica, no queriendo (no pudiendo) salir de ella.
Y los acontecimientos se atropellan porque en el PAN, el partido político con el que comparto más ideología, se confirmó anoche que no hay candidato. Felipe está muy verde, Bebeto no es político nacional y Creel es, en síntesis, un pendejo. El PRI y el PRD, ya lo dije, me dan lo mismo y es como preferir el sexto al séptimo círculo del infierno (en una de esas el PAN es el cuarto). México califica al Mundial de futbol y, contrario a otras veces, lo celebran solamente 200 borrachos en el Angel de la Independencia. Yo ni el partido ví, envuelto como estoy en un torbellino de desayunos, comidas y cenas "de trabajo" que parece no terminar.
Pero Jimena está brillando radiantemente. La nueva escuela, dificil, ruda, incluso algo tosca, al tiempo que exigente y demandante, la ha hecho brillar más, porque como ella nos dijo después de una semana: "sé que puedo con ella". Edith le ha dado, si fuera posible, aún más amor del que siempre le ha prodigado y con esa fuerza (su papá ha estado poco con ella) le ha bastado para darle la vuelta a la tortilla y pasar de 15 errores en un dictado de 20 palabras (en inglés) en la primer semana de clases, a 20 aciertos en 20 palabras en la tercer semana. Uno entre diez logros que alcanzó en ese lapso. Pero el más importante de todos nos lo confesó a principios de la semana pasada: "he recuperado mi confianza en mí misma".
Jimena es un mutante, que está siempre listo y capaz para evolucionar conforme se lo demanda el ambiente. No creo en Dios, pero sin duda sí siento unas ganas infinitas de dar las gracias (al destino, a la vida, a lo que sea) por tener cerca, tan cerca, a un ser tan maravilloso como ella.
El núcleo del cómic respectivo es la evolución. Los X-Men son resultado de una selección de élite sobre una nueva especie, los "mutantes", que aunque parecen humanos, tienen diferencias genéticas conocidas como "superpoderes".
A pesar de que todo me dice que tengo que evolucionar y cambiar, adaptarme y quizá mutar, no puedo terminar de aceptarlo. Casi todo mundo (excepto el medieval colega Daniel Salinas) está evolucionando su forma de postear a, Bruno Ruiz dixit, texto corto, contundente. Incluso Salinas ya lleva un par de posts breves, hecho inusitado en su estilo largo, de pergamino monacal (que yo disfruto bastante, don't get me wrong).
Las lecturas también tienen que evolucionar, descubrimientos recientes de blogs verdaderamente buenos que, de todos modos, no termino de aficionarme a ellos, envuelto en mi burbuja blogamniótica, no queriendo (no pudiendo) salir de ella.
Y los acontecimientos se atropellan porque en el PAN, el partido político con el que comparto más ideología, se confirmó anoche que no hay candidato. Felipe está muy verde, Bebeto no es político nacional y Creel es, en síntesis, un pendejo. El PRI y el PRD, ya lo dije, me dan lo mismo y es como preferir el sexto al séptimo círculo del infierno (en una de esas el PAN es el cuarto). México califica al Mundial de futbol y, contrario a otras veces, lo celebran solamente 200 borrachos en el Angel de la Independencia. Yo ni el partido ví, envuelto como estoy en un torbellino de desayunos, comidas y cenas "de trabajo" que parece no terminar.
Pero Jimena está brillando radiantemente. La nueva escuela, dificil, ruda, incluso algo tosca, al tiempo que exigente y demandante, la ha hecho brillar más, porque como ella nos dijo después de una semana: "sé que puedo con ella". Edith le ha dado, si fuera posible, aún más amor del que siempre le ha prodigado y con esa fuerza (su papá ha estado poco con ella) le ha bastado para darle la vuelta a la tortilla y pasar de 15 errores en un dictado de 20 palabras (en inglés) en la primer semana de clases, a 20 aciertos en 20 palabras en la tercer semana. Uno entre diez logros que alcanzó en ese lapso. Pero el más importante de todos nos lo confesó a principios de la semana pasada: "he recuperado mi confianza en mí misma".
Jimena es un mutante, que está siempre listo y capaz para evolucionar conforme se lo demanda el ambiente. No creo en Dios, pero sin duda sí siento unas ganas infinitas de dar las gracias (al destino, a la vida, a lo que sea) por tener cerca, tan cerca, a un ser tan maravilloso como ella.
miércoles, septiembre 07, 2005
En el nombre de Dios
"Para ser ateo tienes muchas supersticiones" me dijo mi jefe Oscar hace como un mes. En realidad yo me considero ateo, bastante ateo. Mi posición respecto a Dios es que no puedo negar por completo su existencia (sería idiota de mi parte), pero me queda claro que si existe un ser "todopoderoso" o "creador de todas las cosas" no tenemos la más remota, mínima, nula, capacidad de concebirlo o saber algo de él. Todas las demás consideraciones, religiosas, morales, éticas, sociológicas y psicológicas estoy abierto a debatirlas (de hecho me encanta hacerlo). Pero este test:
(Robado por cierto de aquí) Me espantó un poco porque si bien ratifica mi ateísmo me coloca como "segunda opción" el Satanismo!, a qué carajos se refiere eso?, Agnóstico y budista, ok, esas me gustan, pero satanista?
En fin, dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y siendo yo un viejo (y sí, un poco de pobre diablo también tengo) pos puede que venga de ahí...
You scored as atheism. You are... an atheist, though you probably already knew this. Also, you probably have several people praying daily for your soul. Instead of simply being "nonreligious," atheists strongly believe in the lack of existence of a higher being, or God.
Which religion is the right one for you? (new version) created with QuizFarm.com |
(Robado por cierto de aquí) Me espantó un poco porque si bien ratifica mi ateísmo me coloca como "segunda opción" el Satanismo!, a qué carajos se refiere eso?, Agnóstico y budista, ok, esas me gustan, pero satanista?
En fin, dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y siendo yo un viejo (y sí, un poco de pobre diablo también tengo) pos puede que venga de ahí...
lunes, septiembre 05, 2005
Karma y otros espejismos
Katrine ha sido ya calificado por Al-Qaeda como un castigo justo para Estados Unidos. O por lo menos eso dicen que dice una página web. De verdad hay que ser idiotas para pensar que los pobres damnificados del Katrine son los que tienen la culpa de la pésima conducción política de los Estados Unidos.
O también se ha dicho que Katrine es parte del castigo de la naturaleza hacia Estados Unidos por no cumplir con el Protocolo de Tokio. O es un castigo por los altos precios del petróleo con los que han especulado sin cesar.
Nadie ha dicho que una ciudad cuya altitud promedio con respecto al nivel del mar es de 4 metros por debajo y que está en una zona donde hay una cierta probabilidad de que pasen huracanes estaba poco preparada para un desastre de esta magnitud. Pocos han dicho (hoy lo dice Krugman en NYT - requiere registro-) que algunos de los mejores recursos de rescate y salvamento están del otro lado del mundo, en el Golfo Pérsico, vacíos, sin uso.
El fundamento ilusorio principal sobre el cual está constituida la sociedad norteamericana es la meritocracia: "You get what you deserve". Hace menos de una semana el tema saltó a la mesa en el blog de logovo. Comentaba yo ahí, con logovo, que la meritocracia gringa no es tan fácil de discutir y es, con mucho, más real que en otras partes del mundo, incluída la adorada Europa. En México ni hablar, aquí es casi imposible salir de "perico perro" si no eres amigo de "alguien". Si bien es cierto, logovo apunta el valor nefasto del corolario de la meritocracia: si no tienes o eres, es porque no lo mereces.
El amiguismo, como ente opuesto a la meritocracia, también ha existido siempre en Estados Unidos. De alguna forma han estado balanceados ambos factores, pero la administración Bush ha hecho que el amiguismo crezca enormemente y lo ha hecho, necesariamente, en demérito de la meritocracia. Ninguno de los dos esquemas es "necesariamente bueno" y ambos se basan en valoraciones que la mayoría de las veces son subjetivas. Es un duelo entre Aquiles y Ulises, donde uno gana porque sabe correr más y otro merece ganar porque puede correr más.
La crítica al amiguismo pasa por alto un factor fundamental: La confianza. Tener confianza en alguien a quien no se conoce pero cuyas "calificaciones" han sido impecables a lo largo de su vida ha probado ser una excelente fórmula para fracasar en muchas experiencias empresariales que a mí me ha tocado ver. Lo mismo el amiguismo, sin duda. Pero confiar a ciegas en quien no se conoce es un deporte de muy alto riesgo. De tan alto riesgo que, como tendencia empresarial, se practica un poco menos.
Sin embargo, si un país que impone tendencias, como lo es Estados Unidos, deja de practicar la meritocracia sin que los valores de ésta se hayan diseminado por el resto del mundo (como sí se diseminó la democracia y los derechos humanos) es harto preocupante. El mundo está demasiado lleno, somos demasiada gente y hay demasiadas cosas por hacer como para sólo poder confiar o hacer uso de gente a la que conocemos. Si bien Fox pecó de inocente al rodearse de gente que le dijeron que era capaz y no era gente de su confianza, el otro extremo, el del amiguismo (con puñalada en la espalda incluída) fue el que nos sumió en el subdesarrollo en el que vivimos, y son por cierto las prácitcas favoritas tanto de AMLO como de Madrazo.
El peor daño que está haciendo Bush, no sólo a Estados Unidos, sino al mundo, es minar o de plano negar el valor de la meritocracia: Solo ha ayudado a sus amigos. Los miles de muertos de New Orleans sin duda deberán estar en su conciencia.
O también se ha dicho que Katrine es parte del castigo de la naturaleza hacia Estados Unidos por no cumplir con el Protocolo de Tokio. O es un castigo por los altos precios del petróleo con los que han especulado sin cesar.
Nadie ha dicho que una ciudad cuya altitud promedio con respecto al nivel del mar es de 4 metros por debajo y que está en una zona donde hay una cierta probabilidad de que pasen huracanes estaba poco preparada para un desastre de esta magnitud. Pocos han dicho (hoy lo dice Krugman en NYT - requiere registro-) que algunos de los mejores recursos de rescate y salvamento están del otro lado del mundo, en el Golfo Pérsico, vacíos, sin uso.
El fundamento ilusorio principal sobre el cual está constituida la sociedad norteamericana es la meritocracia: "You get what you deserve". Hace menos de una semana el tema saltó a la mesa en el blog de logovo. Comentaba yo ahí, con logovo, que la meritocracia gringa no es tan fácil de discutir y es, con mucho, más real que en otras partes del mundo, incluída la adorada Europa. En México ni hablar, aquí es casi imposible salir de "perico perro" si no eres amigo de "alguien". Si bien es cierto, logovo apunta el valor nefasto del corolario de la meritocracia: si no tienes o eres, es porque no lo mereces.
El amiguismo, como ente opuesto a la meritocracia, también ha existido siempre en Estados Unidos. De alguna forma han estado balanceados ambos factores, pero la administración Bush ha hecho que el amiguismo crezca enormemente y lo ha hecho, necesariamente, en demérito de la meritocracia. Ninguno de los dos esquemas es "necesariamente bueno" y ambos se basan en valoraciones que la mayoría de las veces son subjetivas. Es un duelo entre Aquiles y Ulises, donde uno gana porque sabe correr más y otro merece ganar porque puede correr más.
La crítica al amiguismo pasa por alto un factor fundamental: La confianza. Tener confianza en alguien a quien no se conoce pero cuyas "calificaciones" han sido impecables a lo largo de su vida ha probado ser una excelente fórmula para fracasar en muchas experiencias empresariales que a mí me ha tocado ver. Lo mismo el amiguismo, sin duda. Pero confiar a ciegas en quien no se conoce es un deporte de muy alto riesgo. De tan alto riesgo que, como tendencia empresarial, se practica un poco menos.
Sin embargo, si un país que impone tendencias, como lo es Estados Unidos, deja de practicar la meritocracia sin que los valores de ésta se hayan diseminado por el resto del mundo (como sí se diseminó la democracia y los derechos humanos) es harto preocupante. El mundo está demasiado lleno, somos demasiada gente y hay demasiadas cosas por hacer como para sólo poder confiar o hacer uso de gente a la que conocemos. Si bien Fox pecó de inocente al rodearse de gente que le dijeron que era capaz y no era gente de su confianza, el otro extremo, el del amiguismo (con puñalada en la espalda incluída) fue el que nos sumió en el subdesarrollo en el que vivimos, y son por cierto las prácitcas favoritas tanto de AMLO como de Madrazo.
El peor daño que está haciendo Bush, no sólo a Estados Unidos, sino al mundo, es minar o de plano negar el valor de la meritocracia: Solo ha ayudado a sus amigos. Los miles de muertos de New Orleans sin duda deberán estar en su conciencia.
viernes, septiembre 02, 2005
Loza y plástico
Desayunando en el tianguis de la vuelta de mi oficina me dí cuenta que mis hábitos mayoritarios incluyen mucho desperdicio, mucha basura. Aunque los tacos y las hamburguesas no requieren "cubiertos" suelo pedirlos "para llevar" (así como las rigurosas crepas tianguistas de los martes) y por lo tanto, "entre semana" suelo comer muy poco en trastos y mucho en platos y vasos desechables, con cubiertos desechables si es que eso llega a aplicar (hey!, de repente pido ensalada que requiere tenedor!) y solo cuando voy a comidas con clientes o como en casa (una vez de vez en cuando, sí que me escapo) es que no contribuyo a mayor contaminación.
Lo interesante es que por más consciente que me vuelva de mi participación en el deterioro ambiental, no puedo o quiero+puedo hacer mucho al respecto. No me viusalizo dejando estos hábitos alimenticios por el hecho de que gaste dos o tres platos desechables más a la semana, sencillamente no lo concibo.
El precio del petróleo ha subido a las nubes y cualquier pretexto ha sido bueno para mantener el alza: el huracán Katrine, Chávez, Iraq. Ya el próximo año, cuando elijan al Peje como presidente, tendrán garantizado su siguiente pretexto. Si sigue subiendo tanto el petróleo los vasos y platos desechables también subirán y quizá solo entonces reconsideraré mis hábitos.
China ha sido un fabricante de vajillas por excelencia. Me pregunto si no serán los chinos los que estén ocasionando esta alza en los precios del petróleo para vender más vajillas. De inmediato me contesto que se necesita estar dañado para desarrollar semejante ocurrencia.
Tengo que llenar las horas con minutos de trabajo. De ordinario están bien surtiditas de minutos de ocio, pero son tan discontinuos que no me saben a nada. No puedo dedicarme profesionalmente a ninguna actividad de ocio con regularidad porque nunca sé en qué momento dispondré de él. No puedo dejar de depender de los momentos. No entiendo bien esta posición, pero supongo que el día en el que use solamente vajillas de loza en una semana sabré que algo ha cambiado en mi vida.
Lo interesante es que por más consciente que me vuelva de mi participación en el deterioro ambiental, no puedo o quiero+puedo hacer mucho al respecto. No me viusalizo dejando estos hábitos alimenticios por el hecho de que gaste dos o tres platos desechables más a la semana, sencillamente no lo concibo.
El precio del petróleo ha subido a las nubes y cualquier pretexto ha sido bueno para mantener el alza: el huracán Katrine, Chávez, Iraq. Ya el próximo año, cuando elijan al Peje como presidente, tendrán garantizado su siguiente pretexto. Si sigue subiendo tanto el petróleo los vasos y platos desechables también subirán y quizá solo entonces reconsideraré mis hábitos.
China ha sido un fabricante de vajillas por excelencia. Me pregunto si no serán los chinos los que estén ocasionando esta alza en los precios del petróleo para vender más vajillas. De inmediato me contesto que se necesita estar dañado para desarrollar semejante ocurrencia.
Tengo que llenar las horas con minutos de trabajo. De ordinario están bien surtiditas de minutos de ocio, pero son tan discontinuos que no me saben a nada. No puedo dedicarme profesionalmente a ninguna actividad de ocio con regularidad porque nunca sé en qué momento dispondré de él. No puedo dejar de depender de los momentos. No entiendo bien esta posición, pero supongo que el día en el que use solamente vajillas de loza en una semana sabré que algo ha cambiado en mi vida.
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