Con mi abstinencia forzada por el trabajo del último mes he descubierto la nueva especie de mis pensamientos: Los fetos. Abortos con segundos, a veces minutos de gestación que, sin útero ni incubadora mueren antes de ser. La idea de asociar el tocino con el filete para cocinar el mignon de post que siempre quise escribir me ha ocurrido con demasiada frecuencia.
Tengo también en la cabeza posts como tumores. Hechos bola en el neocórtex, supongo, no dejan que los pensamientos aislados circulen libres, ni tampoco terminan por buscar la salida a mis dedos (o siquiera al esfínter, como pedos). "Esto merece un tema", "este es tema para post", "debo escribir sobre los homosexuales", "quiero opinar sobre Zapatero", "necesito apuntar lo que hoy pienso de Big Brother".
Y ahora, entre Peter Gabriel y Paul Simon me tienen haciendo mi ejercicio de introspección básica. Preguntarme cómo estoy, cómo me siento hoy. Contestándome que me siento bien y que ahí viene el diluvio y que sólo me proteje una burbujita y que dentro de ella me siento niño.
If you don't get given you learn to take. ¡Cómo he llorado con esa puta frase! Como todo chavo que se quedó sin padre después de haberlo tenido no puedo superar mi sentimiento de orfandad.
Sí Armando, ya es hora de tomar, de aprender a tomar lo que es tuyo. Ya estoy en el mostrador, ya entregué el cheque, verifiqué los fondos.
Tómalo, es tuyo, lo ahorraste y ahora toca cargarlo.