viernes, febrero 25, 2005

Ellaborating on AMLO

En la "fiesta" de fin de año del 2004 de la oficina mi T610 (sí, no soy tan geek, tengo un viejo T610 como celular) sufrió un daño en medio de la borrachera. Un compañero de trabajo de cuyo nombre no quiero acordarme tuvo a bien meter a bucear a mi incompetente teléfono "portable". Al no saber ni flotar, sufrió el famoso corto circuito que le ocurre a cualquier dispositivo electrónico en contacto con ese nocivo elemento que Tales de Mileto creía que era el origen de todo, el agua.

La fabulosa tecnología GSM hizo que aunque el celular se mojara, yo pudiera seguir gozando de los privilegios de tener un número celular pagado por la empresa (o sea, que puedo usar cuando y para lo que yo lo quiere y no tengo que pagar por él). Simplemente puse el chip en el N-Gage de Jimena y listo. Dejé a mi hija sin juegos por un mes, ni modo... Mi jefe me odió durante todo enero por traer ese modelo "tan ejecutivo".

Conseguir que mi compañebrio afrontara su falta y me pagara por el celular (mi jefe atestiguó el hecho y dijo que la empresa era barco, pero no Titanic) fue una historia digna de otro post, pero después de 40 días, aprox, conseguí que me pagara por él. Las alternativas eran volver a contratar 12 meses con Telcel y pagar 1,750 pesos o conseguir un modelo igual, "de medio cachete" (usado, pues) y pagar por él. Resulta que a mi hermana Patricia se le vencía su plan en enero y como le gusta andar "a la última moda" decidió vendérmelo y hacer que Telcel le "regalara" (es un decir, para las tarifas que cobran no aplica decir "regalo"). Sí, Patricia tenía un T610 idéntico al mío y eso que ella no es "power user" como se supone que yo soy.

En fin, mi caritativa hermana aceptó venderme su viejo celular en poderosos mil varos y yo, habiendo cobrado dicha lana de mi partner, pues no tuve problema en pagárselos. Pero el viacrucis vino cuando ella quiso renovar su celular y su contrato en uno de los Centros de Atención a Clientes de Telcel (aquí debería ir una liga, pero el website no tiene las direcciones de los centros, funny, no?). Edith y Jimena fueron el domingo del Super Tazón al rancho de mis suegros y yo me quedé "quesque a descansar" y a ver el famoso super partido. Ni siquiera me levanté tarde, puesto que tuve que llevarlas tempranito a un punto de intersección con la caravana familiar, y entre trámites diversos (boletos de avión, peluquería, reparación de nave terrestre) se me fue medio domingo. A las 3 pm me ví con mi hermana y buscamos uno de esos "Centros de Atención" (así les pusieron ellos, yo estoy en sumo desacuerdo con ese nombre).

"No señorita, ese modelo no lo tenemos ahorita aquí, justo apenas se nos acabó" - Ya sabrán, el eficiente empleado con cara de "no hay". Nos informa el brillante empleado que en el de Perisur sí había existencias. Bueno, pues vámonos a Perisur. Los Centros de Atención operan de forma muy chistosa, puesto que hay que hacer fila para poder hacer fila. Es decir, tienen un área de "recepción" en la que uno tiene que medio explicar su problema para que determinen si es uno digno de ser atendido por ellos. No, ya en serio, se supone que es un punto inicial para que la gente pueda ser atendida según su asunto y así evitar una fila única para los chorropotomil trámites que puede ser que uno necesite hacer. Obvio, el sistema es una porquería y uno, al ver el lugar atascado de gente (y sin aire acondicionado) sabe a lo que se expone.

Puesto que nos dieron un número al que le faltaban 30 turnos por delante, nos dirigimos cómodamente a otra empresa del Rey Midas, Mixup, para hacerle más gordo el caldo a ese cabrón. Nos dio tiempo suficiente de buscar, babosear, escuchar, y, sí, oh desgracia!, hasta comprar. Un DVD y un CD, nomás. Bueno, yo, mi hermana seguro compró más cosas, ya ni recuerdo.

Regresando al famoso Centro, sí, adivinaron, todavía faltaban 10 personas para ser atendidas antes de nosotros. Pero los hados fueron favorables y, redepente, nos ayudaron con cinco turnos seguidos sin que alguien se presentara a reclamar su asunto. Y al llegar "a la ventanilla 8", el resultado era harto previsible: "Ya no tenemos ese modelo señorita". Y bueno, qué otros modelos tienen?, "ah, pos todos estos" y sale tremendo mamotreto de fotocopias con un chingo de modelos. "tiene este?", "no, también se nos acabó", "y este?", "no, que cree que no nos ha llegado", "y este otro?", "ay señorita, ese ya está descontinuado" ....

Sí, CARAJO, 3 horas ahí, para que no tuvieran nada de lo que a mi hermana le gustaba. Así que otra semanita condenado al N-Gage. Ya hasta me estaba gustando el aparatejo. Fin de semana siguiente y ahora en el centro comercial favorito de la familia Sámano, Santa Fe. No nos podía fallar, nos dijimos todos. Diligentemente hacemos nuestra fila para la fila, calculamos el tiempo y los turnos pendientes y nos vamos a Zara a cambiar un trapo que se compró. "Señorita, aunque el centro cierra a las ocho, yo a las siete en punto cierro y no dejo pasar a nadie, eh?", "Sí Poli, no se preocupe, ya sabemos todos como son ustedes de juiciosos y con criterio".

Sí wey?, 7:01 en Zara: "Hermana, yo termino de pagar esto, vete en chinga al Telcel porque te lo cierran". Llegamos al Telcel Edith, Jimena y yo, y venía Paty con su cara de derrota, Telcel 3 - Patricia y Armando 0.

Finalmente, en la quinta visita a un centro de servicio, una semana después, Paty logró cambiar su celular...

Para rentar el coche acá en USA tuve que hacer lo que, por flojo, no había hecho en México: Renovar mi licencia de conducir. Traía mi licencia "vencida" desde hace... este... pues... 4 añitos nomás...

El sábado 19 en la mañana le digo a Jime "Me acompañas a sacar mi licencia?", "no, mejor voy con mamá al changarro", "Le está dando clases a XXX (niño que Jimena no soporta)", "bueno, mejor voy contigo". Entro a Internet, obtengo mi "línea de captura", la imprimo y saco chingo mil copias de los dos documentos que me pedían, ID oficial y comprobante de domicilio. Bien armadito de trámitología me dirijo al Centro de Atención de la Tesorería del DF en la Mega Comercial Mexicana de Miguel Angel de Quevedo. Llego a cualquier caja y pago mis derechos por mi licencia "eterna" (no se vence, se supone). Cuatrocientos pesitos, una lanita, pero por una licencia eterna bien lo vale.

Subo al famoso centro y veo el mismo sistema: fila para la fila. "Estoy detectando un patrón". No shit Sherlock!. En fin, me dan mi turno, faltan, sí, 30 personas de ser atendidas. ¿Quieres un helado Jime?, "sí papá". Nutrisa de yogurth con chocolate, granola, más chocolate y chispas de chocolate. "¿Deja vamos a ver cómo avanzan los números, sí Jime?, "sí papá".

Faltaban cinco números para mi turno. Nos sentamos en una banquita cercana, Jime avanzó con el helado y presto, nuestro turno llegó. "Buenos días Señor Sámano, me permite sus documentos?". "Aquí estan todos, mi pago, mis copias de mi graduación del kinder y mi examen de VIH prematrimonial". "No señor Sámano, con los originales de la identificación y comprobante de domicilio es suficiente, aquí los 'escaneamos'". Y yo con una cara de perplejo y de "ah chingá, chingá". Cinco minutos después salíamos Jimena y yo del Centro de Atención con mi licencia en la mano.

Telcel es parte del grupo empresarial privado más poderoso de México y propiedad del hombre número 17 en la lista de Forbes de los más ricos del mundo. Carlos Slim ha apoyado a AMLO en la reconstrucción del Centro Histórico y la verdad les está quedando chulo de bonito el lugarcito. Es la bandera del Peje para decir que sabe convivir con el sector privado. Telcel es increíblemente ineficiente. El Gobierno del DF, en el área de Licencias de Conducir, es fabulosamente eficiente.

No es secreto que no comulgo con el Peje, ya lo he dejado claro aquí. Con la pura inseguridad que se sigue viviendo basta y sobra para ilustrar en lo que NO es bueno el tipo. Pero al contrario de la mayoría de la gente de mi "estrato socioeconómico" yo no creo ahora que la llegada del Peje a la Presidencia (cosa que seguro ocurrirá, ya lo dije por aquí alguna vez) vaya a ser un desastre para le país. No puedo, honestamente, creer que AMLO será una especie de "Felipe González" para México que traiga lo que se supone que es la "izquierda moderna". Pero a juzgar por el Centro Histórico, la atención en la Tesorería, el segundo piso del periférico y los "pejepuentes", habrá cosas buenas en su sexenio, cosas mejores que las que tenemos ahora. Será el Peje, como Fox en el 2000, el "menos peor"?, hasta ahora todo apunta a que sí. Tiempo al tiempo.

(Dedicado al Médico Verde que me dio un buen regaño por andar de batiano y a Maese Beam que también discrepó de mis AMLO bashings)