lunes, julio 19, 2004

Los viajes ilustran (Episodio II)

El papel ilustración también. También el Siglo de la Ilustración, también las monografías que nos hacían comprar en las papelerías a los que tuvimos la desgracia de ser educados en la década de los 70?s, sí, nos decían que debíamos "ilustrar" nuestros apuntes con ellas.
 
El viaje a Estados Unidos a capacitación me ha sido siempre muy rutinario. Hoteles y oficinas en suburbios amplios, ascépticos. Grandes excursiones de muchas millas, gran parte de ellas en vueltas equivocadas, salidas anticipadas de los freeways. Leyendo los mapas de Avis o Thrifty. Lejos del downtown, de algún lugar interesante. Que nada te turbe.
 
El hotel es frío y cómodo. Se puede cagar a gusto. Puedo conectarme tarde a Internet y dormirme mucho más tarde aún. Hay que hacer las compras, por lo menos intentarlo.
 
El primer día de manejar siempre me deja un gran dolor de cabeza. Conducir por un lugar que no se conoce o que no se ha visitado suele ser demasiado estresante. La gasolina está cara, mucho más que hace casi dos años que estuve por acá. La cena tan abundante, en cualquier all-american restaurant, precios que parecen económicos. Tanto desperdicio de comida no terminada.
 
Por muy hispanoparlante que sea (que lo es bastante) Miami es USA. Además, parece estar "contenida", "aislada" la cultura hispana. El sentimiento de alineación brinca de inmediato al intentar una interacción: "¿hablas español?" se pregunta la gente con miedo.
 
Los cursos suelen ser aburridísimos. Pocos han sido los que me tengan amarrado a la silla. Nuestra capacidad de aprendizaje es limitada, los instructores lo saben y por eso nos tratan como lo que somos, discapacitados mentales.
 
Los paseos durante la evening son los de rigor: Shopping, dinning, sightseeing. En Massachusets, California, Florida o Texas la escena y la rutina es siempre la misma. Lees el Chronicle o el Herald y te das cuenta de que sí hay vida inteligente por ahí, pero muy escondida (ok, si lees el USA Today no te enteras nunca). Es más fácil, mucho más fácil, sucumbir a las tentaciónes de las rebajas de verano. Con lo dificil que es encontrar una dirección, o llegar a ella, o volver a visitar el lugar...
 
El segundo día de curso ya sabes quién va de paseo y quién va a fingir (ojo, nadie vamos a
"aprender"). Y además añoras, extrañas la casa. Y hasta la oficina y los gritos de los clientes. Jimena y sus huesitos, Edith y sus besos. Los demonios y las tentaciones de estar fuera de casa aparecen en forma del "¿vamos a tal o cual lugar?".
 
Este viaje fue además particularmente estresante porque me tocó entablar relación con el que será mi nuevo jefe. En realidad no estoy seguro de que así vaya a ser, pero de momento, todo indica eso. El Director Comercial de amplia experiencia y exitosa trayectoria en el medio de los Call Center en México, responsable de más de 20 millones de dólares en ventas los últimos 8 años. Algo tengo que aprenderle a ese cabrón, y en algo me tiene que ayudar. Eso espero. Me urge ganar más lana. Espero que este viaje lo haya ilustrado para ayudarme. Yo ya hice mi mejor esfuerzo por caerle bien.