miércoles, julio 07, 2004

La raíz de todos los males

La atención a la educación como origen de los males del mundo tiene relativamente poco tiempo. Junto con ello vino apenas la valorización de la infancia, de los niños. Desde la visión de JJ Rousseau de que la verdadera educación empezaba hasta la adolescencia y que los niños eran apenas criaturas sensibles (Les Luthiers dijeron que casi se les podía llamar seres humanos) hasta nuestros tiempos donde se dice (no sin razón) que "el jardín de niños es demasiado tarde" ha mediado un gran avance. La mala educación cívica es culpable de nuestra inseguridad, la mala educación científica, de nuestro atraso económico, la mala educación moral, de nuestra sociedad corrupta.

Pero debo disentir enérgicamente de esa excusa. Sí, achacar los males de nuestra sociedad a la educación (deficiente, sin duda) es sólo una excusa. Me toca presumir: En una evaluación psicométrica que me acaban de aplicar en la oficina, mi mejor resultado en estilo gerencial fue mi score en "responsabilidad". Definen responsabilidad como la probabilidad de que, estando en problemas, yo le eche la culpa a alguien más de las fallas en el trabajo. Según esa prueba, esas probabilidades son bajísimas, colocándome en el percentil más alto (97%) de la población. Sí, es un motivo para estar orgulloso.

Desde los quince años (si me apuran, desde bastante antes, pero no quiero verme tan nazi) cualquier individuo es responsable de sus actos. Sabe bien si lo que hace (secuestrar, violar, matar, ayudar a una anciana a cargar el mandado) está bien o mal. Si lo quiere ver o no, o si la psicología (y que me disculpen dos buenos colegas blogueros loqueros) los disculpa por sus trastornos de esquizofrenia, bipolaridad y mangas del chaleco similares, ese es otro boleto. Si la sociedad es compleja la mente no lo es menos, pero también es muy capaz. Hemos hecho una sociedad de demasiado confort, donde es fácil perder la responsabilidad individual y culpara nuestros padres, nuestro gobierno, nuestra historia y nuestro entorno de nuestra miseria individual.

No, no es cuestión de educación pues, resolver los "ene" problemas de nuestra sociedad. Es cuestión de tomar responsabilidad, inmediatamente, por nosotros mismos y, en la medida de lo posible, por los que estén cerca de nuestro entorno, en lo que más podamos (sea o no que nos toque). No quiero minimizar o despreciar la importancia de la educación. Al contrario, desde que estábamos embarazados de Jimena me he vuelto un "pedagogical freak" y veo índices educativos, pistas educativas, razones educativas y sentmientos educativos en cada pedazo de madera, en cada empaque de sandwich, en cada molécula del aire (contaminado, cierto) que respiramos. Entiendo que si Jimena es una niña con tales capacidades ha sido, en gran medida, por la estimulación tan efectiva a la que Edith principalmente, pero yo también un poco, la hemos expuesto. Sé que el modelo es replicable en otros niños de diferentes edades. Sé que los mejores efectos se consiguen trabajándolos desde bebés pero que nunca es tarde cuando de niñez se habla. Sé que yo expulsé mis taras mentales poco a poco durante los últimos 15 años y que hasta hace muy poco terminé de hacerlo. Sé lo que le debo a mis padres y lo que me debo a mí mismo. Lo que le debo a mi sociedad. Las oportunidades que tuve y desperdicié y las oportunidades que no conseguí. También las que no merecí. Las que no merezco ahora mismo. Eso no es dificil de saber, y es necesario. No podemos pasarnos la vida haciendo responsables a nuestros padres o nuestros maestros. Ahora mucho menos, el conocimiento está aquí, literalmente al alcance de los dedos. Una hora de internet cuesta 10 pesos en cualquier café internet uno incluso es ahora responsable de lo que puede o no saber. De intentarlo, de querer aprender a leer si de niño no pudiste.

Siempre se puede culpar a los demás, pero lo que urge es responsabilidad, nos urge ser responsables por nosotros mismos.