Una de las razones por las que, dado el momento, decidí seguir con este oficio, fue porque, según yo, cuando eres empleado, este, el de las ventas, es en el único en el que te pagan por lo que trabajas. Siendo funcionario de otro tipo, no importa cuánto te partas el lomo, el pago no se incrementa sino marginalmente.
Pero en el pecado llevas la penitencia, porque el "no vender" implica, también, que tu trabajo se puede acabar en un santiamén. Ya me pasó una vez y aunque siempre tuve el pretexto de las Torres Gemelas y demás (después del 11 de septiembre la empresa donde trabajaba decidió que no podía seguir invirtiendo en la región latinoamericana) y me dijeron que mi salida en específico no se debía a "performance", pues la verdad es que sí me dolió y que, sí me "performance" hubiera sido extraordinario (no lo fue, sino apenas aceptable) me hubieran buscado acomodo de alguna forma.
En fin. Desde que opté por estas lides (hace 12 años), la incertidumbre había sido constante. Aunque todo mundo dice que la clave de las ventas está en la "consistencia" yo llegué a pensar que tal cosa no existía, por lo que veía en mi entorno (colegas, jefes, etc.) y por mi propia experiencia.
La razón por la que los últimos post han tenido un contenido tan festivo ha sido porque, a partir de los resultados del último trimestre (jul-sept) y sin cantar una victoria que en ventas nunca se debe cantar, siento que por fin estoy en el carril de alta velocidad. Los proyectos se suceden uno tras otro y el porcentaje de bateo (proyectos en los que participo vs. proyectos ganados) también está en niveles muy aceptables. Los vendedores de experiencia dicen que el éxito se alimenta de éxito y aunque ODIO la palabrita, definitivamente sí la catafixio por logro y creo que los logros se alimentan de logros.
Siete proyectos de cinco ceros en tres meses es, son, un buen logro que no ha hecho sino alimentar las posibilidades de logros aún mayores. No vislumbro que esa dinámica se detenga y veo que ahora muchas posibilidades tengo de construir algo que nunca había "deseado con locura" porque sentía que no podía conseguirlo: un patrimonio.
Estoy muy lejos aún de ser millonario. De hecho mi "flujo de efectivo", al día de hoy, está en condiciones bastante patéticas aún, pero salvo que vengan cinco Katrinas y diez Stan y dos terremotos y cuatro tsunamis eso mejorará poco a poco pero consistentemente.
Esa dinámica de trabajo también me ha tomado por sorpresa en mi balance de ocio, indispensable si quiero rendir en el trabajo como se debe. Y ese desbalance se ha notado mucho en mi blog, al que sigo queriendo mucho. Poco a poco, como se construye todo lo duradero, iré ajustando ese balance. Agradezco la paciencia de los cinco visitantes que aún conservo.
Salud!, y a seguir chambeando.