Últimamente lo que más me ha llamado la atención de Jimena es su sentido del honor. Anoche que veíamos por TV "The man on the iron mask" y la forma tan clara (y por lo tanto boba, no me pierdo) en la que se retrata el honor sentí mucho orgullo por el camino que ha tomado mi hija.
Durante mucho tiempo, sus travesuras y malos comportamientos derivaban en castigos que acordábamos entre los tres pero que ella siempre tomaba con cierto nivel de azote y autoflagelación: "ay qué mala soy" que bien podía tener una pequeña dosis de cinismo pero también una dosis de auténtico "drama interno". Yo percibía eso incluso como una forma suya de balancear ambos sentimientos. Es una "drama queen" por naturaleza (es hija mía la pobre, tiene los genes para ello) y también su mamá le ha aportado genes de cinismo.
Pero a últimas fechas ha pobrado su valor consistentemente. Su ingreso a una escuela tradicional ha sido un cambio radical que ha asumido con estoicismo, pragmatismo y mucho valor y coraje. No nos deja ver si está sufriendo o le está costando trabajo y en lugar de lamentarse, encara el futuro con ánimo, buscando siempre "el lado bueno". No digo que se esconda, ya nos comentó que el sistema tradicional escolar le parece malo porque no deja que los niños se comuniquen: "solamente podemos platicar en el recreo y eso me hace sentir que no soy yo misma".
Ella sabe que muchas cosas están en juego en la decisión de cambiar de escuela. Sabe y asume que las razones por las que dejó su escuela anterior son válidas, importantes, necesarias. Justo esa consciencia es la que me asombra. Es una forma de "ser" más allá de su circunstancia, de su vida de todos los días. Y también de ver al futuro, puesto que piensa en bebé todo el tiempo y traza ciertos escenarios sobre nuestra vida cuando bebé llegue. Se perfila igual de nazi que nosotros para educar a bebé. Pero igual de amorosa, sin la menor duda.
Por eso me recordó ese personaje de caricatura que sólo los que son de mi edad (nadie o muy pocos en la blogósfera) recordarán. Siempre soñé en poder educar a alguien así y ahora que la tengo, algunas pocas veces, me siento "insuficiente" para ella. Pero parafraseando a Dumbledore con Harry Potter en The Halfblood Prince: "No tengo miedo Jimena, estoy junto a tí."