En el programa de TV "Entre Tres" del lunes pasado, varios sabios (de los que no existen) discutían sobre lo anacrónico del Estado de Derecho mexicano. Yo soy un lego completo (ni tanto, igual y hasta piezas me faltan) en el tema, pero trato de abordarlo con sentido común.
Los tipos explicaron que la columna vertebral de la impartición de justicia es la figura que concentra todas las contradicciones: El Ministerio Público. Según explicaron, el Ministerio Público es el único autorizado a iniciar y promover querellas legales ante los juzgados y por lo tanto detenta el monopolio en la impartición de justicia. Y lo peor de todo es que no hay forma de "inconformarse" o defenderse de ellos. Son un área del poder ejecutivo y nomás le responden a sus jefes (o sea, al Presidenchente, en nuestro caso actual)
Contaron la historia de la figura, explicando que es una figura de origen monárquico: Cuando se cometía un delito, el delito se cometía contra el Rey, no contra el afectado, por lo que debía ser un abogado especial el que diera curso al delito. No me extraña que me haya parecido, con esa explicación, tan patético dicho ente.
Cualquier ciudadano mexicano que haya tenido la mala fortuna de ir a uno sabe que esos lugares son muy similares al infierno de Dante. Los sabios describieron atinadamente la sensación que le invade a uno cuando, por pura necesidad absoluta, debe presentarse en tales lugares. La sensación de que ahí están los engranes que tienen jodida a la sociedad se puede "tocar en el aire".
Comentaron que, en comparación, el sistema judicial inglés permite el acceso directo de cualquier persona a la presentación de una querella con los jueces vía un abogado. Esto es así incluso para los delitos que se persiguen de oficio: La policía debe contratar un abogado para iniciar el trámite judicial y una vez que el juez "le da entrada" el Estado es responsable por pagar al abogado sus servicios profesionales de seguimiento al mismo, al caso. No hay, por lo tanto, una figura que sea "Fiscal de Distrito" que tenga poderes discrecionales sobre lo que debe y lo que no debe presentarse en un juzgado, cualquiera que sepa el "cómo" presentarlo y, a partir ese conocimiento, determinar si puede ser presentado, pos nomás lo presenta y ya!
Si entiendo bien la división de poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) la existencia de la figura del MP me parece una aberración. Si algún abogado puede explicarla, este inocente lego (pero del Halcón Milenario, faltaba más) lo agradecerá bastante.