jueves, noviembre 04, 2004

Reductio ad absurdum 3.0

Mi carnal Semidios me ha declarado la guerra. Él insiste que la torta de tamal (ingrediente básico de la dieta chilanga-defeña) es un sinsentido. Y que el desayuno completo (atole champurrado + torta de tamal) es el colmo de los absurdos.

Semidios dice que es absurdo "rellenar" harina con harina y luego "bajárselo" (expresión mexicana para indicar el líquido que ayuda al sólido a llegar mejor al estómago) con un atole champurrado que está hecho con... adivinaron, harina.

Aunque la blogósfera ya tiene un importante documento al respecto trataremos de darle a este debate un cariz más científico, esperando que los científicos serios que puedan leer esto validen nuestras hipótesis. (sí pues, algo así...)

Ejemplos de platillos que rellenan "carbohidratos con carbohnidratos" debe haber varios, no creo que la tradición chilanga sea tan única. Pero aquí lo importante es definir la experiencia del sabor que es lo que finalmente importa a la hora de comer (el digerirlo ya es problema "interno").

La torta de tamal tiene la virtud de combinar dos granos básicos en la Historia Universal, el trigo de la telera, refinado sí, pero doradito, con consistencia y el maíz del tamal, que debe ser recién hecho, calientito y con harina nixtamalizada poco o nada refinada. La torta de tamal combina el calor del tamal mantenido en baño maría con la sensación de "rapidez" que da el "comer una torta". Además, la telera facilita enormemente la portabilidad, puesto que la hoja del tamal (de plátano si es oaxaqueño o de maiz si es tradicional) evita que se requiera una mesa o un plato para ingerirlo (recuérdese la tradición mexicana de comer sin utensilios, ni platos ni cubiertos, vía el todopoderoso taco). En una ciudad donde uno toma normalmente dos horas para llegar de su casa al trabajo, esa cualidad es indispensable ante cualquier desayuno.

Por otra parte está el delicioso atole champurrado. La harina del atole quita la consistencia de la lactosa que suele ser algo babosa, y le da mayor capacidad de ser tragado por bocas que, a las 5 ó 6 am, suelen estar pastosas y desagradablemente ensalivadas por la desmañanada. El champurrado anula el efecto del exceso de saliva y consigue ayudar a la torta de tamal a llegar mejor arropada a su destino.

Si uno considera que la torta de tamal será la única provisión de energía que recibirá el cuerpo chilango hasta la hora de la comida (sí, de 6 am a 2 ó 3 pm) es necesario considerar el gran gasto calórico que representa la desmañanada, el mañanero, el largo desplazamiento, el aburrido inicio del día (donde casi nadie ha posteado), la presión de llegar a las 12 pm con la lista de pendientes intacta y tener que sacarlos todos antes de la hora de la comida. Entre todas estas actividades, considerando que la última ingesta es alrededor de las 20 horas del día anterior y que para la siguiente comida "formal" pasarán 18 horas, apenas se justifican las 1,000 calorías que contiene la torta de tamal + atole champurrado.

El reto está lanzado maese Semidiós, fumando espero su respuesta.