Los lectores mexicanos sabrán que, de alguna forma, el Reforma es el diario más influyente de México. Aunque tiene un muy evidente corte derechista (el dueño, Alejandro Junco de la Vega, es miembro de la elite industrial regiomontana por derecho de sangre de varias generaciones) su labor periodística destaca como lo hace el tuerto en tierra de ciegos. No es magnífica, pero no es dificil ser el mejor entre el Milenio, diario grillo que sirve para que los políticos, por medio de filtraciones a sus columnistas favoritos, se manden recaditos públicos, La Jornada, aferrada a su tono culturoso de izquierda antidiluviana (antediluviana, como chingados se escriba) que, pese a su anacronismo, aún cuenta con una importante legión de seguidores; y El Universal, diario que nomás cumple con repetir boletines de las agencias informativas y tener una sección de chismes y espectáculos que le hace el caldo gordo a las estrellitas de Televisa.
Dado que ese es el panorama de los medios impresos mexicanos, hay que conformarse con lo que hay. Parte del ritual de los domingos "mañana-mediodía" en la familia Sámano Solís es la lectura paciente de los enormes mamotretos y las revistas dominicales de esos periódicos, más El País español. Y también procuro comprarle a Jime su revista, que oscila entre National Geographic, Witch, Revista Nickelodeon, etc.
El domingo 14 de noviembre el suplemento cultural dominical "El Angel" del Reforma (no hay link, el sitio es de pago) dedicó su tema principal a la cultura hacker. Cuando un suplemento de esos decide un monotema es previsible cómo será la cobertura: Entrevista con el número uno del tema (Miguel de Icaza, en este caso, mítico hacker mexicano), opiniones sobre grandes expertos "mexicanos y extranjeros" y uno o dos escritos "culturosos" que den un tinte "social" a un tema que es bastante técnico.
Ya me imagino a los editores del suplemento cuando su jefe les dio la instrucción de hacer dicho monotema: "A quién conoces 'que sepa de computadoras' wey?", "pues conozco a un wey, pero no sabe escribir", "no wey, esto es un suplemento cultural, necesitamos algo muy 'literario'", "ahh, pues están los weyes esos escritores que escriben por internet, esos deben saber de hackers, no wey?", "'escritores que escriben'?, cómo serás pendeja!, pues ni modo que escritores que cocinen!", "oh bueno, yo estoy pensando en cómo darte ideas para rellenar la columna 8 de la página 3" (la más nice de todas).
Y fácil, llamemos a uno de esos "escritores por internet" que "algo han de saber de computación". El resultado lo pueden ustedes leer (si no tienen mucho sueño) en el Blog de Heriberto Yepez, en su segundo escrito del 15 de noviembre (no hay permalink, el tipo no sabe bloguear). Es verdaderamente patético que alguien acepte escribir por encargo sobre algo que, evidentemente, ignora TANTO. Yo no soy especialista en cultura hacker, pero cualquiera sabe la diferencia entre un hacker, un geek, un lammer, un nerd. Todos son entes cibersociales diferentes, e incluso entre los hacker hay clasificaciones. Vicerversa, mítica revista de finales de los 90, hizo el gran reportaje mexicano sobre cibercultura. Después de haber visto publicado eso y después de ver la pésima entrevista que le hicieron a Icaza y el rábano de escritor que escogieron para "hablar culturalmente del hacker" no puedo sino lamentar estar en un medio tan pobre de prensa impresa.