jueves, septiembre 25, 2003

Señor cliente:

Resulta ser que tengo para usted este magnífico producto que hoy le vengo ofreciendo como una oferta, una propaganda, una promoción. Es importado directamente de China, es la novedad, para el niño, para la niña.

Desde siempre en mi vida profesional estuve en la delgada línea roja que divide a los técnicos de los rudos. Técnico por instinto y rudo (vendedor) por necesidad. Pero ahora ya volteé bandera por completo y soy completamente lame... de esos, y varía, porque también tengo muchas clientas. (se dirá en femenino?) Bueno, el chiste es que me dispongo a darle la estocada final a un cliente y necesito de suerte y de que mis dedos e ideas estén despejadas para mandarle la "propuesta definitiva" y eso de "definitiva" no me gusta nada, así que ando nervioso. Es como cuando estás seduciendo y sabes que no hay mucha posibilidad ya de marcha atrás, pero que una caricia buena o mala puede ser definitiva para que el sexo vaya bien o vaya mal. Eso es lo que es una "propuesta definitiva"

Y es que... claro, a quién le gusta el mal sexo?