martes, septiembre 30, 2003

Caperucita Roja

Jimena es muy linda. Es buena. Hoy en su escuela le dieron una circular. Un ex-compañerito suyo, de cuando ella iba en el kinder, lleva un año en tratamiento por cáncer. Su padre, hace seis meses, también tuvo que ser intervenido por un tumor. La madre es por ahora el sostén del hogar, pero por supuesto, sus recursos ya están en ceros y bueno, en su escuela nos están pasando la charola. Jimena salió de la escuela con la circular respectiva en la mano y gritando voz en cuello que necesitábamos ir en ese momento al banco a depositarle a sus papás de Rodrigo. No faltaba más, de inmediato fuimos al banco.

Llegando a la casa le preguntó a su mamá si ya se sentía mejor, si se había tomado su tecito (está enferma de la garganta) , si había estado bien tapadita. A mí me preguntó que cuánto tardaría en firmarse el contrato de C&A, que cómo me había ido en la mañana en el trabajo, que un amigo de su kinder también ya lo habían pasado a la primaria y está muy contenta por eso. Comió muy bien su caldito. Está ahorita trabajando en la computadora, revisando un nuevo CD interactivo de anatomía. Hizo casi la mitad de su tarea en la escuela, hoy mismo y se la dejaron para el jueves. Le renté el DVD de El Jardín Secreto y lloró como magdalena. Tiene la sensibilidad a flor de piel. Está componiendo una melodía en su flauta dulce y solita está aprendiendo a escribir las notas. Quiere un principio alegre, un intermedio melancólico (palabras suyas) y no sabe cómo será el final.

Compasiva pero pendiente de su yo, alegre pero no inconsciente. Inteligente pero no fría.

Es un hermoso ser humano