Smeagol/Gollum dice que hay que kitschear (kitschar?) si uno quiere entrar en un mítico círculo blogolero que menciona sin identificar (con lo fácil que es agregar un link). Aún siendo previsible, y previa advertencia de que me veré muy wannabe me permito ejercitar un poquito mi vena Rockdriguera con mi pequeña hurbanohistoria.
Trabajo en la colonia Roma. Dicen que los nombres de esta colonia fueron hechos para que los generales revolucionarios victoriosos que se asentaron aquí tuvieran un pedacito de su tierra, por lo menos en el nombre de su calle (aaaahhh). No sé si eso sea cierto, me lo dijo un taxista. Aquí, a la hora de la comida, hay las siguienes opciones:
1. Mierdónalds, Mugrer King o algún otro fast food en Pabellón Cuauhtémoc
2. Viaje de 2 kilómetros y media hora a la Fondesa
3. Sangrons, Vips, Toks, Wings y Potzolcalli
4. Cocinas económicas que parecen estrellas fugaces
5. Puestos y changarros de antojitos
Tengo pésimos hábitos alimenticios y las opciones 1 y 5 son el 80% de mis elecciones. En realidad, el hecho que siempre me boto la lana asignada a la comida los primeros dos días de la quincena en cualquier tarugada también contribuye a eso. Pero eso me ha permitido conocer al changarro más sui generis que en mis andanzas haya encontrado y si bien no prodría decir que conozco todos los changarros de antojitos del DF, sí que conozco muchos y todos muy similares, los taqueros son un gremio genéticamente identificable.
Carnitas El Güero III, sita en la esquina de Cuauhtémoc y Querétaro es un lugar de reciente apertura y de fuera no revela su naturaleza peculiar. Al entrar (es un decir) empieza el shock. Opus 94? ha de ser que no les dió tiempo de cambiarle al radio. Luego ves a la taquera que bien podría ser la Gerente Administrativo de aquí de la empresa (y sí, así de arreglada también) y con su delantal blanquísimo... hey!, yo venía por carnitas, no a un hospital.
Y después, obvio, sientes que algo anda mal. Y te sientas en un banco de madera y solera y dices "ah, esto sí lo conozco" pero despues examinas la barra y ves que está súper limpia. Los síntomas de un negocio que no es normal se multiplican. Cuando te sirven los rigurosos: chamorro, costilla y "surtidita" ya te sientes de nuevo ubicado en la realidad, sí, sí saben a carnitas.
Pero Chopin les da otro sabor. Sabor a changarro de excelencia?
Bromas aparte, lo interesante es que en las subsecuentes visitas descubres que la señora tiene un esposo y tres hijos en edad de primaria que hacen la tarea en los bancos que no se ocupan, que en la primera oportunidad le cambian al radio (pero que por regaños de su mamá siempre le regresan), que efectivamente, los señores tenían sus trabajos, que el señor primero se quedó sin trabajo desde el 95 y que ahora fue la señora la que se quedó sin trabajo y con su liquidación pusieron su changarrito de calidad total.
Yo no tengo nada en contra de ganarse la vida dignamente. Y me encantan mis tacos de carnitas "al compás de Beethoven". Pero definitivamente creo que es importante que la gente trabaje en lo que tiene mejor capacidad. Los tacos están bien preparados, pero tardan 3 veces más en servirlos que un taquero experimentado. Y no han agarrado mucha experiencia aunque ya llevan un año en el local. Y no, no los veo haciendo tacos de carnitas el resto de su vida.
Ojalá se entienda que no todo mundo nació para ser empresario, que hay gente que sabe trabajar muy bien de empleado, que ser empresario no es ser un iluminado sino, como todas, una profesión más. Y que ninguna profesión debe acaparar.