martes, septiembre 26, 2006

Allá en la sierra

Repaso mi lista en bloglines y encuentro nada acerca de Oaxaca y el problema entre la APPO y el gobernador Ulises Ruiz. Estamos lejos de allá y supongo que por eso ellos vienen tanto. Sin haberme informado mucho, concluía yo que era el típico problema caciquil y que el famoso gobernador no había hecho bien su tarea de amarrar a las organizaciones sociales con el pan y el palo y que le tocaba renunciar. Mi desconfianza hacia las "organizaciones sociales" en México es, permítaseme la licencia, orgánica, física. Sin embargo, en el caso específico de Oaxaca, con tanta pobreza, es mucho más fácil asumir que el que detenta el poder es un tirano y un gandalla.

Pero como tantas cosas en México, la verdad no es de un solo color. Ayer Leonardo Curzio, uno de los pocos periodistas a los que el Peje todavía les da entrevistas y que poco se le puede acusar de derechista, denunciaba en El Universal que algunas organizaciones que forman parte de la APPO han recibido dinero público, no poco, y que no tienen la obligación, ni pueden, rendir cuentas de cómo lo han gastado. Y al parecer, uno de los orígenes del conflicto es justamente el que no se les quiere seguir dando dinero.

Verde comentó en el post donde escribí que no había nada qué festejar cuando declararon a Felipe Calderón Presidente Electo que lo verdaderamente importante es darse cuenta que la solución no está ni estará en los gobernantes sino en la gente. Pero yo pienso la gente es mucha gente y no mucha tiene la capacidad de ser librepensadora y mucha no tiene la voluntad de ser librepensadora y aquellos que les gusta detentar poder no pueden resistir la tentación de abusar de ambas circunstancias para mover las cosas a su conveniencia.

Por eso es que la sociedad tienen que tener reglas de convivencia (también conocidas como "leyes") y por eso es que es importante hablar y discutir lo que hace la gente que tiene el poder formal de ejecutar, de interpretar y de hacer las leyes y estar al acecho y vigilante de lo que hacen. También es necesario vigilar a los que, aún sin tener poder formal, sí tienen poder real (los dirigentes de organizaciones clientelares) y que, en mi opinión, son el más grande cáncer social de México puesto que ejercen su poder sin reglas, sin contrapesos, sin antídotos y orientados únicamente por sus intereses.