Llevados todos a los extremos por sus opiniones y exacerbada la violencia en varias partes del país, el político gris no sabe ni cómo acceder al poder. Se dice que llora en privado por lo complicado de la situación y que añora a su maestro y su sabio consejo en estos tiempos donde todos tienen opinión, todos tienen ideologías, todos tienen ideas, y al parecer nadie tiene razones.
El tiempo sigue y el plazo se cumple. Apenas recibe el poder y la crisis estalla. Reuniones en el cuarto de guerra porque la situación es mucho más complicada de lo que se veía antes de tomar la presidencia. Los adversarios políticos actúan por lo oscurito y sin dar la cara y mandan a un mártir al matadero. El mártir parece ser el mismo verdugo, el que ocasionó todo el problema.
El país terminó el sexenio de Ernesto Zedillo con buenas calificaciones en lo económico y en lo político. El "buen chico con buenas calificaciones" incluso aprobó en Democracia, la materia que le faltaba al empezar y sobre la cual Diego Fernandez de Cevallos le echó la maldición. No pudo desarticular la estructura de poder salinista, pero la mantuvo contenida adecuadamente. En lugar de tomar grandes acciones como su antecesor se limitó al ejercicio del poder de forma firme y austera. Nadie lo acusó de ladrón a él o a sus colaboradores, habiendo dejado Salinas poco o nada para robar. Supo aprovechar una coyuntura internacional favorable y el país creció en lo económico más allá del natural rebote después de la caída del 94.
El problema económico de 1994 es, en 2006, político. Muchos señalan, con razón, que nadie defiende a Calderón sino que solamente se ataca al Peje. La principal característica por la que yo voté por Calderón y por la que creo que es el menos malo es igual que la de Zedillo: En una mala democracia como la mexicana, llena de trampas y con un público manipulable, un político correcto y gris es preferible a un lider carismático, que fácilmente puede caer (o cae, está documentado) en la tentación de manipular a su electorado. Y en un país como México, un político gris pero inteligente y capaz es más benéfico que un líder carismático. Y no pienso en AMLO sino en Fox, como líder carismático.
En una muestra más de nuestro racismo ya se cocinan teorías sobre el biotipo de ambos caracteres. Hay una identificación sobre el orden y una identificación sobre lo que se opone a ese orden. Estamos en la plena confrontación de órdenes. En diciembre de 2000, Al Gore declinó llevar más lejos la pugna electoral y se plegó a la decisión de la Suprema Corte gringa, injusta como fue la decisión.
AMLO dice que las instituciones en México no sirven justo por eso, porque tienen tradición de injusticia. Buscar la justicia dentro del "orden establecido" es la suprema utopía. El verdadero luchador rebelde no acepta las reglas del orden establecido y no compite en competencias en las que puede perder por virtud del orden establecido. Pelea por fuera, desde la marginalidad del orden (cfr. el Sup Marcos). El declararse rebelde "dentro del orden" es una forma de incompatibilidad. La lucha de AMLO está perdida por no respetar esas reglas naturales.
Se habla de la polarización exacerbada por la campaña del miedo de Calderón. La campaña del Peje fue polarizadora desde el principio, desde que habló de que primero eran los pobres por el bien de todos, dictando cátedra de que somos diferentes. Y lo único que hicieron los publicistas calderonistas fue aprovechar el efecto "us and them" para decir que AMLO nos estaba separando (cosa que sí hacía). AMLO cayó en el garlito y, en la campaña, lo escuché decir que "tengo que aguantar muchas cosas por el bien de ustedes los pobres, me tengo que aguantar".
AMLO sí está convencido que somos diferentes y eso es lo peor de su visión. Somos mexicanos todos y unos pobres por muchas razones diferentes (no todas las razones son la explotación del rico) y otros, algunos, ricos por tranzas. Se critica el miedo de la clase media y en realidad la clase media de este pais no alcanza para justificar el tamaño del miedo que se vio en las votaciones. Y menos si se considera que buena parte de la clase media joven e "ilustrada" del país sí votó y sí sigue a AMLO con particular desenfreno y entusiasmo. El miedo fue relativamente fundado porque mucha gente vio un tipo desequilibrado que dice que somos pobres porque los ricos nos oprimen, pero muchos pobres votaron contra él porque saben que no solamente son pobres por eso.
Salida a la crisis política?, creo que habrá una estrategia de fuerte inyección de dinero (dinero que sí hay, gracias al petróleo), para que la gente se sienta bien y con pocas ganas de hacer una revolución. Hay apologistas que ya hablan del ciclo de los 100 años (1810, 1910) pero creo que, si de revoluciones se trata, lo mejor es consultar a los expertos (aquí iba una cita que no encuentro por ningún lado donde el Che Guevara declaró que en un país donde exista un mínimo orden democrático la revolución socialista no era viable). Y sin embargo, sí habrá de verse una crisis social fuerte, profunda, más de lo que muchos desearíamos por lo fútil que será, principalmente.