martes, agosto 08, 2006

Frustraciones

Antes de venir en la mañana al trabajo ví el inicio de lo que yo considero uno de los peores programas de la TV mexicana abierta, Hoy (podría llenar un blog entero de las razones por las que pienso eso, pero no es mi estilo) y los cables se me cruzaron durisimo cuando el "maestro de yoga", después de enseñar sus ejercicios (en forma de espectaculares pectorales que han de poner bastante excitadas a las amas de casa solitarias en las mañanas) dijo una perla de sabiduría (es sarcasmo, aviso) "tú qué prefieres? tener la razón o ser feliz?"

Como todo buen gurú, el tipo no dio la respuesta sino que dejó que cada quien "la buscara dentro de sí mismo", pero raudos y veloces los conductores opinaron: "WOOOWW!!, qué sabiduría!, claro que es más importante ser feliz!, qué importa tener la razón frente a ser feliz???".

René Drucker, un prohombre de ciencia en México que ha sido furioso defensor de AMLO durante su campaña apunta en su editorial de La Jornada de hoy algo que, en el fondo, es similar: "Las razones no importan, cada quién tiene la suya". Algo conozco y sé del trabajo científico de Drucker y es lo único que me detiene para mentarle su madre. Si un científico que se supone trabaja para eso, para La Razón, opina que cualquiera puede tener la suya y que eso "está bien", no hay duda de porqué "estamos como estamos".

Si de entrada le concedemos tan poco valor a La Razón, (y entiendo que este dilema es una parte de la división Oriente-Occidente y del positivismo y todo ese pedo gigantesco que hay en la filosofía y en la sociología) entonces, más bien, deberíamos hacer lo que Dante cuando entró al Infierno: "abandonad toda esperanza". Leo gente de izquierda que busca acercamientos como Marco Rascón o Roger Bartra y que lo hacen con una honestidad intelectual primero, pero también ideológica que es impecable y veo que no tienen interlocutores ni dentro de la izquierda ni, por supuesto, de este lado de la barda. Y es que todo esto está tan claramente manchado por la ambición de poder más allá de la razón que sólo así se explica la absoluta sinrazón de todos los actos y declaraciones de esta gente.

No es mi estilo ahondar en lo evidentemente absurdo y podrido de las situaciones públicas. Alguna vez me dijeron que este blog es un lugar donde se respira optimismo y es que en realidad soy optimista, no dejo de buscar ese acercamiento y leo esperanzado esas pequeñas voces que buscan el acercamiento y trato de que sea la mía una de esas (mucho más modesta, lo entiendo también) y veo que el sentimiento de frustración que traigo es compartido y anda por algún otro lado (excelente post, lo recomiendo mucho), aquí mismo en la blogocosa y, supongo, sé, también en la calle, en el microbús o en el tianguis o el supermercado.

Y no me rindo, y seguiré intentando buscar La Razón, sé que hay lugares mejores que este y que llegar a donde están les costó justo eso, buscar (y en muchos casos encontrar) La Razón.