Joaquín es tranquilo, bastante aguantador. Cuando le dan cólicos procura no llorar de inmediato sino esperar a ver cómo evoluciona el dolor. Es decir, no es reactivo, hace una pequeña pausa para entender.
Nació por cesárea en la madrugada del día del niño (30 de abril) e hizo, me consta, su mejor esfuerzo para nacer el día que se lo habíamos pedido (el 29 de abril) a pesar de que, clínicamente, tenía derecho a por lo menos 4 días más de felicidad intrauterina. No recordaba yo lo cansado que es tener y atender a un recién nacido. Edith es fuerte y si bien su semblante luce radiante, el tener que soportar los "entuertos" (dolores de contracción uterina post parto) junto con los dolores de la herida de la operación y cuidar y alimentar al bebé y que yo esté en la casa "ayudándole" es una carga de trabajo que, por supuesto, hace mella.
Joaquín sabe estar despierto y tiene buena digestión hasta ahora, tiene un sueño relativamente tranquilo y le gusta, las pocas horas al día que puede, mirar y tratar de percibir. Come bien, ni mucho ni poco. Es algo pálido, toca ver qué efectos tiene el sol en su piel. El primer trabajo para los padres es controlar los horarios: Alimentación, evacuación, baño y sueño. Ahora recuerdo, con mayor emoción, lo interesantes que son las horas y los días primeros, cómo se forman los hábitos que nos marcan para toda la vida.
Bienvenido Joaquín, nos ha gustado mucho el talante con el que llegaste al mundo.