La visita de Semidios al DF no ha podido caer en peor momento para mí. Ni pedo, habrá mejores oportunidades para coincidir.
Sin embargo, no puedo dejar de narrar el evento que acabo de atestiguar: Mirar al "animal Semidios en su hábitat natural". En 30 segundos que estuvimos formados en la fila de un Starbucks obtuvo un correo electrónico de una niña razonablemente preciosa, en lo que el viejito de WOMS pagaba los cafés y los llevaba a la mesa.
Esto (como la torta de tamal que le tengo que dar probar) merece ser narrado lo antes posible...