lunes, diciembre 12, 2005

Sequía

Bloguear, creo, corresponde a un sentido de urgencia. No me refiero a la inmediatez como valor de un post (cosa que ha sido muy discutida por muchos lados) sino a que el post y su publicación surgen como una necesidad, casi física. No me gustan los posts, ni míos ni de los demás, que evidencian largas horas de haber sido meditados, fabricados mentalmente, o premeditados descaradamente.

(Que no me gusten no quiere decir que estén mal, es sólo que no me gustan)

Y por eso no encuentro sobre qué escribir, a pesar de que el mundo sigue igualito que cuando me gustaba opinar por todo. No es solo el trabajo, la enfermedad, la angustia, la espera. Es un poco todo junto más el hecho de no encontrar la necesidad de escupir una opinión.

Pero ahorita, por ejemplo, sentí la necesidad de responderle a la gente que, sin preguntármelo, pregunta si he escrito algo en estos días, visitando la página. Es un compromiso tácito del cual yo había quedado, conmigo mismo, hablar poco o nada en el blog y sin embargo, aquí estoy, rompiendo mis buenos deseos.

Soy humano y fallo con demasiada frecuencia.

Gracias a la vida por la oportunidad de seguir fallando.