Ya se me está bajando la borrachera. Ya quiero decir muchas cosas. Lo que más traigo atorado es la reflexión (shale, qué palabreja) sobre la comparación. Durante los primeros meses, las primeras 19 semanas del embarazo el concepto de comparación me traía jodido. No podía evitarlo: "el embarazo de Jimena fue así y asado y el de bebé está siendo x y z".
Luché lo que pude contra esas fuerzas. Ya me dí cuenta que estoy wey.La comparación es absolutamente inevitable. Recordé las enseñanzas de Batio: Lo que jode es el juicio.
Jamás bebé, jamás te haré un juicio a partir de una comparación con Jimena. No te puedo prometer que no te compararé, pero sí puedo y debo prometerte que no habrá juicios a partir de esas comparaciones. Si algo sé y hago bien en mi vida es no juzgar y tratar a la gente como gente. Y tú serás una de las tres partes divinas de lo que considero como gente. Ya lo eres.
Y sí, tenemos tantísimo por aprender y descubrir juntos... tantas neuronas por conectar, tantos nervios por controlar, tantas cosas por percibir.