jueves, diciembre 21, 2006

Desperdicios

Comer (desayunar, ingerir) omelette de claras de huevo me resulta cada día (cada intento, cada desayuno) más atractivo (me antoja, me tienta) y me produce también más remordimiento. Pienso mucho en las yemas de huevo desperdiciadas, la proteína y el colesterol, el sobrante. Disfruto el placer descaradamente inconsciente de tirar algo útil a la basura. No tiene que ver con masoquismo tanto como con el lujo y el sentimiento que viene con el lujo: la no-miseria.