viernes, abril 21, 2006

May we have the courage to fail

Me encantó Cinderella Man. El reconocimiento de la situación, de lo podrida y nefasta de una situación social, económica, de un entorno, y el anteponer determinación al reconocimiento es un valor supremo. Será que soy fan de la responsabilidad y creo que la responsabilidad, como un todo, es y pasa necesariamente por eso, por conocimiento y reconocimiento de la realidad, de escenarios posibles.

En una escena de la película, la mejor de las escenas para mi gusto, Jim Braddock explica:
You think you're telling me something? Like, what, boxing is dangerous, something like that? You don't think working triple shifts and at night on a scaffold isn't just as likely to get a man killed? What about all those guys who died last week living in cardboard shacks to save on rent money just to feed their family, 'cause guys like you have not quite figured out a way yet to make money off of watching that guy die? But in my profession - and it is my profession - I'm a little more fortunate (que su profesión es mejor que ser trabajador en el muelle porque los hombres ricos han encontrado la forma de hacer dinero con el dolor y sufrimiento de los trabajadores de esa profesión (el boxeo), cosa que no ha ocurrido con los trabajadores del muelle). El párrafo es milimétrico, no tiene una coma de más o de menos.

El éxito o el fracaso, la libertad o la represión, el gozo o el sufrimiento, todos están condicionados por nuestro nivel de responsabilidad. Nuestra capacidad de asumir un conocimiento holístico del entorno y de lo interno y actuar no en función de ese conocimiento sino de lo que nosotros establezcamos como decisión es la única y verdadera forma que yo entiendo y concibo la felicidad y la libertad. Todo eso lo ví reflejado en ese sencillo diálogo y me gustó.

Eso en cuanto a mi cerebro. En cuanto a mi corazón, me llenó de mucha satisfacción y orgullo la frase que dice la esposa de Joe Gould, el "manager" de Braddock que explica como no me había tocado ver una sensación muy típica de los "padres de familia" que nos partimos la madre trabajando: "lo peor de todo es que, aún trabajando como locos, ellos sienten que nos fallan todos los días". Me destrozó pero me dio mucha entereza esa frase. Ese sentimiento de "pequeño fracaso" es absurdo y por lo tanto inevitable. Siempre puedes estar mejor y a medida que lo vas consiguiendo sigues sintiendo que no es suficiente. Sea pues, que ojalá todos podamos tener el sentimiento de tener el coraje de fallar.