El tiempo iba endemoniadamente despacio hace ocho años. Los cambios se notaban en espacios de horas y no de días ni de semanas, entes tan prolongados que no se abarcaban. Las noches eran tan largas como ahora pero, por alguna razón que no termino de conciliar, me rendían más.
La experiencia del embarazo de Joaquín ha sido jubilosa y sin embargo no ha dejado espacios para el disfrute, el regodeo. El embarazo de Jimena fue construcción meticulosa, ladrillo por ladrillo, batiendo de más la mezcla, del primer muro de nuestra relación. El embarazo de Joaquín no me ha dado tiempo de percibir el cambio de mis aires, de los buenos aires que sin duda ha traído. De repente estoy envuelto en mil cosas, proyectos y realidades, retos y golpes de suerte. O como diría Obi-Wan, la conjunción levemente azarosa de eventos predispuestos por voluntad.
Recuerdo que lo que más me gustó de Jime fue su "ser página en blanco". Escribimos ahí nosotros y escribió Jimena misma. Casi ocho años después es imposible encontrar padres más orgullosos y engreídos que nosotros. Mi hija es víctima y esclava de sus propias taras y temores, que no son pocos. Pero son suyos.
Por eso no me quitaba el miedo con Joaquín. Él llegará a un "ambiente" mucho más hecho, se sentará a una mesa que lleva mucho tiempo con los mismos olores, donde la experimentación no es permanente. Caminará un suelo más recorrido. Son las típicas diferencias entre hermanos mayores y hermanos menores, mi caso como hermano mayor no fue diferente. Y sin embargo me encantaría poder repetir la experiencia de libertad que el "no tener nada" fue para Jimena. La construcción paralela de libertad y responsabilidad.
Pero el miedo ya no es, se está terminando de diluir. La construcción es sólo un estado del alma y no importa si es un muro o una ciudad lo que se está construyendo y ésa es la experiencia en la que quiero basar buena parte de su educación (no, no soy masón ni nada por el estilo). Eso no ha cambiado en la familia Sámano Solís y sobre eso me tengo que concentrar para transmitirle a Joaquín, en tiempos mucho más acelerados, que es libre y debe ser responsable.