Las letras estàn en todos lados. Cada paso proporciona pretextos infinitos para condensarlas, para palabrar, para frasear, parrafear, discurrir (discursar?). Y aun con eso he evitado sistemàticamente el impulso.
Hace años sentía que podía y debia estar afuera. Ahora el impulso es diferente: no puedo estar adentro.
Aqui estoy ahora, otra vez, afuera.