Decía Robert Smith que en la desintegración quedaron astillas en la alfombra y en la memoria. La astilla es, para mí, la representación más fehaciente de que el todo y las partes son lo mismo. Y de cómo nos regamos, nos esparcimos o nos desperdigamos en el espacio y en el tiempo. Me gusta pensar en la alfombra como receptáculo de pisadas y depósito de astillas, de pedacitos de todo. Me gusta pensar en la memoria como simil virtual de la alfombra.
La desagregación y la deconstrucción son teorías de "aproximación parcial" respecto a la que representa la astilla. La punta aguda, capaz de clavarse en cualquier piel, lista incluso para hacerlo. Ser lo mismo que el palo y, casi, consecuencia inevitable del mismo.
Uno es siempre uno y el mismo, cualquier pedazo de sí mismo, somos los animales que nacimos siendo.